"No puedo desaprovechar la oportunidad de autodestruirme", dice Leonard Cohen

El artista canadiense publica 'The future', su regreso a la música después de cuatro años

A sus 58 años, Leonard Cohen ha publicado ocho libros de poesía, dos novelas y 11 discos. El autor de canciones como Suzanne, So long Marianne o Sisters of mercy ha decidido acabar con un silencio de cuatro años con la publicación de un nuevo disco, The future (El futuro), y lanzándose a una vorágine promocional que el artista canadiense encaja con su peculiar sentimiento trágico de la vida: como una oportunidad idónea para la autodestrucción, que intenta limar con su serenidad hermética.

Impecablemente vestido de gris marengo, Leonard Cohen aparece puntualmente a las diez de la mañana ...

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A sus 58 años, Leonard Cohen ha publicado ocho libros de poesía, dos novelas y 11 discos. El autor de canciones como Suzanne, So long Marianne o Sisters of mercy ha decidido acabar con un silencio de cuatro años con la publicación de un nuevo disco, The future (El futuro), y lanzándose a una vorágine promocional que el artista canadiense encaja con su peculiar sentimiento trágico de la vida: como una oportunidad idónea para la autodestrucción, que intenta limar con su serenidad hermética.

Impecablemente vestido de gris marengo, Leonard Cohen aparece puntualmente a las diez de la mañana en la suite del hotel donde se aloja en Madrid. Acaba de llegar de Montreal (Canadá), ciudad donde nació el 21 de septiembre de 1934, y ante sí tiene un apretado programa de. tres días para hablar de su último disco, The future, que significa su reencuentro con la música desde la publicación en 1988 de I`m your man. Lleva seis se manas recibiendo periodistas en Estados Unidos, Canadá y Europa, y se muestra tan cortés como parco en palabras. Es su primera entrevista en España y su aspecto desprende tranquilidad y cierta resignación."Es necesario hacer un esfuerzo, porque el plan de promoción está ajustado con mucho rigor", dice Cohen, que en su primera noche española se reunió con amigos llegados desde Barcelona para visitar al artista y descorchar unas botellas de vino. Y con una amabilidad extrema, se disculpa por el escaso tiempo para hablar y la imposibilidad de desarrollar unas respuestas que se limitan a frases muy breves.

A pesar de estas limitaciones, Cohen no se considera prisionero de las exigencias de la industria discográfica. "En absoluto", dice. "Me ofrece una oportunidad para acabar de autodestruirme que no puedo desaprovechar".

"No tienes ni la más remota idea de mí, nunca la tendrás, nunca la tuviste", canta Leonard Cohen en The future, la canción que da título al disco. Y en Waiting for the miracle (Esperando el milagro), insiste: "Si quieren sacarte información es cuando tienes que hacerte el tonto. Di que sólo esta bas esperando que llegara el milagro". Y el milagro sólo llega para hablar de su último disco , que confirma la impasibilidad con que Cohen se enfrenta a su tarea artística. "No estaría satisfecho si The future se hubiera terminado antes. Estos cuatro años de silencio me permiten encontrarme en una posición que puedo defender. Hay artistas que trabajan más rápidamente, pero no es mi caso". Y menciona a William Yeats, su segundo poeta preferido: "Tenemos que luchar por ser tan bellos como las mujeres".Su primer poeta siempre ha sido Federico García Lorca, y, para que no haya dudas, Lorca es el nombre de su hija de 18 años (Axe1, su primogénito, tiene 20). Fue la obra del granadino la que le inspiró para publicar en 1956 Let us compares mythológies, su primer libro de poemas, después de haber estudiado literatura inglesa en Montreal y Nueva York, y un año antes de lanzarse a recitar su obra de café en café, con el acompañamiento de un pianista de jazz.

En 1963 llegó su primera novela, The favorite game, y en 1964 abonó la polémica con Flowers of Hítler. Cuando en 1966 publicó su segunda novela, Beautiful losers, el diario Boston Globe no fue precisamente tacaño: "James Joyce no ha muerto. Vive en Montreal bajo el seudónimo de Cohen". Las ventas de cada uno de estos libros han superado los 800.000 ejemplares en todo el mundo.Respetado por los jóvenes

Pero su carrera musical no comenzó hasta que Judy Collins grabó Suzanne, un poema incluido en el libro Parasites of heaven (1966). Después, Cohen publicó en 1968 sus discos Songs of Leonard Cohen y Songs of a room, para continuar en 1970 con Songs of love and hate, una trayectoria cada vez más apreciada y respetada por las jóvenes generaciones.

Recientemente, 18 artistas -de R.E.M. a Nick Cave; de Pixies a John Cale; de The House of Love a Geoflrey Oryema- publicaron el disco Im your Jan, en el que interpretaban canciones de un Cohen que se muestra feliz por este reconocimiento. "Fue mi hija Lorca la que me comentó que muchos grupos tocan mi música. Así me enteré que existe un movimiento en tomo a mis canciones que me produce una gran satisfáción".

Una satisfacción que hace al artista esbozar por primera vez una levísima sonrisa y que no parece abundar en Leonard Cohen, que a menudo gusta traer a colación su inseparable aburrimiento. "A medida que envejeces, no te da tiempo a formar una estrategia y empiezas a sortear ataques. Todo te coge por sorpresa y todo resulta aburrido", dice, antes de apresurarse a matizar: "Pero no las entrevistas, que me dan oportunidad de conocer a gente nueva. Esta es mi vida social. Me aburro cuando estoy solo".

Acompañado tampoco parece unas castañuelas. Descendiente de una familia 'Judía conservadora, sin fanatismo, sin ideología y sin dogma", según ha declarado en alguna ocasión, Cohen -apellido que significa sacerdote en hebreoplantea cada disco como "una forma de imponer orden en-mi vida, bastante desordenada". Y cuando se le pide una autocrítica de The future, afirma: "Sería un error definirlo como algo más que una reunión de canciones. Todos ponemos grandes esperanzas en nuestro trabajo, pero si vale para ganarnos el pan o cortejar a una mujer, está bien".

Los textos de su disco no parecen conformarse con panes y fantasías. Al margen de una versión de Always (Siempre) -una canción de Irving Berlin-, The future ofrece un tratamiento de la realidad más duro de lo que es habitual en Cohen: "Soy un sentimental, si sabes a lo que me refiero: amo a este país pero no, soporto la escena. Y no estoy a la izquierda ni a la derecha, esta noche simple mente estoy en casa, perdido en esa pequeña pantalla imposible. Pero soy duro como esas bolsas de basura que no puede destruir el tiempo. Soy un trasto pero aún sostengo este loco ramillete: la democracia llega a Estados Unidos". Es el final de Democracy, una canción que.. Cohen ha definido como la ideología de quien fue "un ser humano antes de convertirse en cantautor", según una de las frases más célebres del artista.

Y antes de tomarse su segundo café de la mañana y de posar pacientemente ante el fotógrafo, Leonard Cohen se despide anunciando que cantará en España la próxima primavera, un país que -"y no intento halagar", asegura el canadiense define como "mucho más rico que aquel de donde procedo".

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