Amitav Ghosh rinde homenaje a Cervantes en su primera novela

El escritor indio publica en España "El círculo de la razón'

Amitav Ghosh, nacido en Calcuta en 1956, es uno de esos nuevos escritores procedentes del ex Imperio Británico -"de la periferia", dice con una sonrisa- que sorprende por la frescura de su narrativa y por la originalidad de sus temas. Anagrama acaba de publicar su primera novela, que lleva el contundente título de El círculo de la razón. Ghosh, que se encuentra estos días en Barcelona, manifestó: "Creo que el tema de mi libro es el mismo que el del Quijote, aunque en mi caso me refiero a cómo la razón puede llevar a la locura. Es como un homenaje a Cervantes, al que admiro mucho".

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Amitav Ghosh, nacido en Calcuta en 1956, es uno de esos nuevos escritores procedentes del ex Imperio Británico -"de la periferia", dice con una sonrisa- que sorprende por la frescura de su narrativa y por la originalidad de sus temas. Anagrama acaba de publicar su primera novela, que lleva el contundente título de El círculo de la razón. Ghosh, que se encuentra estos días en Barcelona, manifestó: "Creo que el tema de mi libro es el mismo que el del Quijote, aunque en mi caso me refiero a cómo la razón puede llevar a la locura. Es como un homenaje a Cervantes, al que admiro mucho".

Amitav Ghosh -que rechaza la etiqueta sempiterna de "realismo mágico" que le han colgado en Francia y apuesta por Cervantes, Poe y Melville- escribe en El círculo de la razón sobre un devoto de la frenología, de nombre Balaram, que se desvive, con La vida de Pasteur como biblia, por el triunfo del racionalismo en un mundo de descreídos personalizado en una población de la India."Mi interés por la razón", explica Ghosh, "proviene de que yo nací en Calcuta, que a principios de siglo era un centro científico muy importante. Había una cultura. muy comprometida con el racionalismo, pero la idea de mi libro era combatir esta visión de la tecnología que se tiene en el mundo moderno, donde se presenta como una especie de redención para los países pobres. En el Tercer Mundo se comete a veces el error de tomar la tecnología como algo mágico, religioso, lo que tiene unas consecuencias desastrosas".

Ghosh, que estudió antropología en Oxford, señala que fue precisamente su visión de antropólogo la que lo acercó, por contraste, a la literatura. "Lo de la antropología", afirma, "te da una visión fetichista de la tradición, de la imposibilidad del cambio, y por eso me refugié en la escritura".

Ghosh, nacido en una familia bengalí, eligió la lengua inglesa a la hora de escribir, y se considera al margen de la última ola de escritores británicos de origen exótico. "Kazuo Ishiguro, Timothy Mo y Hanif Kureishi", dice, "son escritores que han sido educados en la metrópolis, en Gran Bretaña, que están en el centro de la cultura contemporánea, mientras que yo pertenezco a otra tradición, la de los nacidos en la periferia del imperio, como Derek Walcott, Nadine Gordimer o V. S. Naipaul. Mi sitio está más cerca de los que escriben en inglés en el Caribe o en Nigeria".

Tradición y modernidad

Sobre las experiencias que vivió mientras creció en la India y que le han servido de base para su novela comenta: "Crecí en un mundo en el que es imposible distinguir lo tradicional de lo moderno, y creo que éste es el mundo en el que vivo. Para alguien como yo, éste es el gran reto: escribir sobre este mundo".

Viajero incansable, Ghosh termina su novela, tras un largo viaje iniciático, en Tánger, adonde viajó movido por su interés hacia la lengua árabe. El puerto español de Algeciras también asoma en el libro y, al comentárselo, sonríe Ghosh y dice: "Me acuerdo muy bien de Algeciras porque la policía española se negó a dejarme entrar en mi primer intento desde Tánger".

La anécdota le lleva a reflexionar sobre las migraciones del mundo actual, los africanos que tratan de cruzar el Estrecho, los turcos de Alemania... "Una de las cosas de las que quería tratar en El círculo de la razón", dice, "es sobre el proceso de la diáspora, sobre cómo la gente de los países pobres se esparce por el inundo".

Al preguntarle si él, por sus muchos viajes, se considera un hombre global, responde: "Ser un hombre global sólo está al alcance de los que pueden elegir. La mayoría no puede hacerlo. Gente como Pierre Loti podían elegir ser hombres globales; yo no puedo hacerlo."

La segunda novela de Ghosh, que lleva el conradiano título de The shadow lines, será también publicada por Anagrama. "Trata", explica Ghosh, "de la demencia que acompaña siempre a los nacionalismos. La escribí hace unos seis años, y encuentro terrible el modo como han resurgido los nacionalismos en el mundo".

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