Editorial:

La 'mancha'

LA CONVIVENCIA se asienta tanto en recuerdos comunes como en olvidos compartidos. Pero una cosa es el olvido y otra comulgar con ruedas de molino. Franco fue un golpista que se sublevó contra el régimen que había jurado defender. Lo primero que hizo tras su victoria fue condenar por rebelión militar a los profesionales de las Fuerzas Armadas que se negaron a secundarle y permanecieron leales a la República: a la legalidad constitucional y al Gobierno legítimo de España, por más que un revisionismo santurrón, nacido al calor del próximo centenario del general, pretenda ahora negar esa co...

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LA CONVIVENCIA se asienta tanto en recuerdos comunes como en olvidos compartidos. Pero una cosa es el olvido y otra comulgar con ruedas de molino. Franco fue un golpista que se sublevó contra el régimen que había jurado defender. Lo primero que hizo tras su victoria fue condenar por rebelión militar a los profesionales de las Fuerzas Armadas que se negaron a secundarle y permanecieron leales a la República: a la legalidad constitucional y al Gobierno legítimo de España, por más que un revisionismo santurrón, nacido al calor del próximo centenario del general, pretenda ahora negar esa condición al régimen contra el que se levantó en armas.Una pregunta formulada al Gobierno por un diputado de Izquierda Unida ha servido para que nos enteremos de que el motivo por el que el Ministerio de Defensa no concede a los militares republicanos jubilados determinadas ventajas de las que disfruta el resto de los miembros de las Fuerzas Armadas retirados es la existencia en sus expedientes de una mancha, consistente precisamente en haber permanecido fieles a la legalidad.

La mayoría de los militares republicanos han fallecido, por lo que la incidencia presupuestaria de ampliar esas ventajas -relativas a descuentos en el ferrocarril, economatos, residencias, etcétera- a todos los militares, independientemente del campo en que combatieron hace medio siglo, sería inapreciable. El mantenimiento de esa discriminación se debe, pues, a cuestiones de fuero: alguien se empeña, contra la voluntad de concordia y reconciliación de la mayoría de sus compatriotas, en mantener abierta la más dolorosa herida de nuestra historia contemporánea. Pero resulta literalmente incomprensible que un Gobierno democrático colabore en tan innoble designio.

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