SALAMANCA

¡Por fin seis toros de casta brava!

¡Por fin! Vimos toro. Mejor dicho, toros. Los seis. Con diferentes características, desde el encastadísimo segundo, que se comía la muleta y desbordaba al matador, al pastueño quinto, que permitió al espada meterse entre los pitones al final de la faena. Toda una gama de toros bravos, con el denominador de la casta del toro de lidia, emocionante, atractiva, que puso la gente de pie viendo cómo moría el cuarto, bebiéndose la agonía, con la boca cerrada y llegando hasta el platillo de la plaza para echar las patas por alto allí.Fue de ver toda la plaza en pie aclamando aquello. Imposible de ente...

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¡Por fin! Vimos toro. Mejor dicho, toros. Los seis. Con diferentes características, desde el encastadísimo segundo, que se comía la muleta y desbordaba al matador, al pastueño quinto, que permitió al espada meterse entre los pitones al final de la faena. Toda una gama de toros bravos, con el denominador de la casta del toro de lidia, emocionante, atractiva, que puso la gente de pie viendo cómo moría el cuarto, bebiéndose la agonía, con la boca cerrada y llegando hasta el platillo de la plaza para echar las patas por alto allí.Fue de ver toda la plaza en pie aclamando aquello. Imposible de entender para un sueco, pero indescriptiblemente emocionante para un aficionado, sobre todo cuando el toro sale tan pocas veces y se comprueba que el toro interesa, que sólo hace falta criarlo con arreglo a sus esencias más íntimas y echarlo a una plaza para regocijo intensísimo de todo bicho viviente. Ha sido la corrida de la feria y no sólo por comparación con, todos los muermos que llevamos a las espaldas, sino porque los toros de Ibán, ¡viva la madre que los parió!, han devuelto a la fiesta su alegría, su emoción y su razón de ser. Sin toros no hay toreo y sin toros un torero no tiene razón de ser. Vimos toros, algunos los habrán descubierto por primera vez y bendita sea la hora, porque ya tendrán punto de referencia cuando intenten calificar lo que ven salir por los chiqueros.

Ibán / Camino, Jesulín, Caballero, María Sara

Toros de Baltasar Ibán, bien presentados, encastados, bravos y nobles; 4º y 6º premiados con vuelta al ruedo; el mayoral salió a hombros. Rafael Camino: estocada tendida baja (oreja protestada); estocada desprendida (dos orejas). Jesulín de Ubrique: estocada corta riñonera, rueda de peones y cuatro descabellos (división); media y estocada (oreja). Manuel Caballero: estocada desprendida (silencio); pinchazo hondo y estocada baja (dos orejas). La rejoneadora María Sara: rejón contrario y dos pinchazos; mata el sobresaliente de estocada (ovación y saludos). Camino y Caballero salieron a hombros. Plaza de la Glorieta. 20 de septiembre. Novena corrida de feria. Tres cuartos de entrada.

Los toreros no llegaron a la altura de los toros pero mantuvieron un cierto nivel. Camino estuvo aseado en el primero y entonado en el cuarto, al que cuajó limpísimos naturales. Jesulín, desbordado por el encastadísimo segundo y muy valiente en el pastueño quinto, metido entre los pitones y dejando que éstos le balanceasen los machos. Y Caballero le quitó la muleta a su primero, no dejándole repetir y templó mucho al sexto.

Maria Sara montó. bien, clavó con soltura, pero mató mal.

La corrida de Ibán resultó, sencillamente, una corrida de buenos toros. El mayoral salió a hombros, junto a los toreros.

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