Los visitantes aumentan en la Semana de la Moda pese a la crisis

La Semana Internacional de la Moda, que hoy concluye en el recinto ferial de Madrid, Ifema, puede presumir de cosmopolita, no sólo por el número creciente de firmas, venidas en su gran mayoría de los países de la Europa comunitaria, sino especialmente porque las más potentes de entre éstas han visto engrosar su lista de pedidos. En las últimas jornadas la animación de visitantes, cuyo número ha crecido con respecto a la pasada edición, según las primeras estimaciones, unida a la aspiración del industrial español de potenciar el made in Spain han puesto en este certamen una clara nota de...

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La Semana Internacional de la Moda, que hoy concluye en el recinto ferial de Madrid, Ifema, puede presumir de cosmopolita, no sólo por el número creciente de firmas, venidas en su gran mayoría de los países de la Europa comunitaria, sino especialmente porque las más potentes de entre éstas han visto engrosar su lista de pedidos. En las últimas jornadas la animación de visitantes, cuyo número ha crecido con respecto a la pasada edición, según las primeras estimaciones, unida a la aspiración del industrial español de potenciar el made in Spain han puesto en este certamen una clara nota de optimismo, como contrapunto a los tiempos de crisis.La memoria de esta Semana Internacional de la Moda, que sólo el primer día, el pasado jueves, recibió a 5.131 profesionales, pasará a la historia como una de las más oscilantes, tanto comercial como psicológicamente. La sensación que va de la euforia a la desilusión le ha dado un amplio registro. Desde la apreciación por parte de algunos expositores -sin demasiado público- de que hoy a las ferias hay que acudir simbólicamente para no perder el estatus, hasta la obviedad de stands que vendiendo se han puesto las botas.

Se cierran tiendas, hay impagados, se devuelve mercancía, se dice continuamente. Pero incluso en ese contexto de lamentos es posible ir hacia adelante. Viendo la alegría con que en general las firmas alemanas han llenado sus carpetas de pedidos, hay que admitir que la severidad tedesca tiene enormes ventajas a la hora de implantar un sistema industrial fuerte de moda. Algún monstruo como Stellmann -sociedad compartida equitativamente por capital alemán y español-, que en el 92 troqueló 25 millones de prendas, conquista masivamente con un gran desarrollo temático en sus muestrarios.

Algo diferente

La operación contraria -que España exporte a Alemania- no sería tan difícil. "Es como dejar de fumar, has de quererlo. Si realmente lo quieres, lo consigues", asegura el responsable del diario textil TM Mitteilungen, Hans-Joachim KIaas. Sus 26 años de estancia en España y su labor como director del Instituto Español de la Moda entre 1974 y 1982, le da cierta autoridad para afirmar que "el español no se ha querido romper la cabeza", que "la peseta elevada es la misma: canción que se oye desde hace años" y que "no se trata de salir a conquistar el mercado, sino meterse en un rinconcito ofreciendo algo diferente del resto".

Empresas como Modinter, que son trampolín para la entrada de producto extranjero, se anticiparon hace mucho al mercado único. José Miguel Occhi, presidente del grupo importador Animoda, que ha exhibido estos días 40 marcas procedentes de los países de la Comunidad Europea, está convencido del gran poder que hoy por hoy tiene el made in el extranjero, en base a una perfecta relación entre calidad y precio.

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