LAS VENTAS

El cambio de los 'eulogios'

Los otrora barrabases, malages y temidísimos bicornes de Los Eulogios han pegado un epatante cambiazo de órdago, merced al buen trabajo de un semental de Jandilla que inseminó las vacas serranas hace cuatro años. Las antiguas infamias con astas, especialistas en gañafones por doquier, en traer sangre sudor y lágrimas a sus lidiadores, nunca figuras, ocioso es decirlo; son ahora suavones y dóciles animales casi pajunos. Los mandamases del escalafón pronto los pedirán y el ganadero ya no tendrá problemas para vender la camada.Es posible que Luis Cancela no acabase de creerse semejante milagro. Q...

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Los otrora barrabases, malages y temidísimos bicornes de Los Eulogios han pegado un epatante cambiazo de órdago, merced al buen trabajo de un semental de Jandilla que inseminó las vacas serranas hace cuatro años. Las antiguas infamias con astas, especialistas en gañafones por doquier, en traer sangre sudor y lágrimas a sus lidiadores, nunca figuras, ocioso es decirlo; son ahora suavones y dóciles animales casi pajunos. Los mandamases del escalafón pronto los pedirán y el ganadero ya no tendrá problemas para vender la camada.Es posible que Luis Cancela no acabase de creerse semejante milagro. Quizás vino preparado para la cruenta y angustiosa batalla habitual de los ferragostos con divisas durísimas y no se trajo las armas adecuadas a estos bichos colaboradores. Cual taumaturgo en horas bajas, no vislumbró por ello los arcanos necesarios para los nuevos eulogios.

Eulogios / Cancela, Seseña, Milla

Toros de Los Eulogios, justos de presencia y fuerzas, excepto 4º; manejables. 6º, encastado. Luis Cancela: algunos pitos; silencio. José Luis Seseña: ovación; silencio. Luis Milla, que confirmaba la alternativa: ovación; vuelta. Plaza de Las Ventas, Madrid, 23 de agosto. Un tercio de entrada.

Las faenas de Seseña fueron undosas y no llegó a redondear. Marcó sus puntos altos en una magnífica tanda de naturales al tercero y algunos muletazos rompiéndose en pura filigrana al quinto. Sus peores momentos, la falta de unidad y densa ligazón con el tercero, así como la grisura monótona frente al otro. Milla superó con aprobado alto el compromiso: sereno, sin acaloro, ortodoxo y tal vez demasiado frío, tanto en el de la ceremonia como en el encastado sexto.

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