Los farmacéuticos argentinos culpan al Estado de la venta de medicinas adulteradas

El presidente de la Confederación Farmacéutica de Argentina, Mario Castelli, acusó ayer al Estado de ser "el mayor responsable" de la intoxicación masiva por la ingestión de un medicamento adulterado que ha causado la muerte hasta ahora de 14 personas. "El Estado es el principal culpable de esas muertes por su incapacidad para controlar a los productores de medicamentos", afirmó Castelli en relación con la tragedia causada por un producto elaborado a base de propóleo que se comercializó contaminado con un alcohol de alto poder tóxico.El representante de los farmacéuticos hizo público ayer su t...

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El presidente de la Confederación Farmacéutica de Argentina, Mario Castelli, acusó ayer al Estado de ser "el mayor responsable" de la intoxicación masiva por la ingestión de un medicamento adulterado que ha causado la muerte hasta ahora de 14 personas. "El Estado es el principal culpable de esas muertes por su incapacidad para controlar a los productores de medicamentos", afirmó Castelli en relación con la tragedia causada por un producto elaborado a base de propóleo que se comercializó contaminado con un alcohol de alto poder tóxico.El representante de los farmacéuticos hizo público ayer su temor de que se repitan estos casos, debido a que "la calidad de los medicamentos que consumimos en el país no está garantizada", afirmó. El secretario general de la Asociación de Farmacias Sindicales, Carlos Villagra, fue más lejos en sus acusaciones, asegurando que en los últimos años funcionarios del Ministerio de Salud "vendieron" a diferentes laboratorios autorizaciones para la venta de productos. Las autoridades sanitarias han admitido fallos en los controles de los laboratorios.

Las investigaciones sobre la intoxicación con el propóleo fabricado por la empresa Huílen no fue a causa de esta sustancia sino por su combinación con un alcohol llamado dietilenglicol, de uso exclusivo industrial. Las autoridades judiciales investigan a las distribuidoras de este alcohol y de otro denominado propilenglicol, que es el realmente utilizado en la fórmula farmacológica, para determinar si se produjo alguna confusión con ambos productos. La propietaria del laboratorio Huílen sugirió la posibilidad de que su firma haya sido objeto de sabotaje.

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