¿Quien financia el medio ambiente?

A 15 días de la Cumbre de la Tierra, los países, ricos y pobres discuten los "fondos verdes"

Una vez más, el dinero es el problema. A dos semanas de la celebración de la Cumbre de la Tierra (3 de junio en Río de Janeiro), los países ricos y los pobres mantienen un duro enfrentamiento sobre la financiación de los programas de protección del medio ambiente. Una primera estimación calcula en más de 75.000 millones de dólares (7,5 billones de pesetas) las necesidades para este decenio.

Mientras que el Tercer Mundo y los grupos ecologistas quieren crear un "fondo verde" con aportaciones de las naciones desarrolladas, éstas defienden el papel del Banco Mundial como organismo resp...

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Una vez más, el dinero es el problema. A dos semanas de la celebración de la Cumbre de la Tierra (3 de junio en Río de Janeiro), los países ricos y los pobres mantienen un duro enfrentamiento sobre la financiación de los programas de protección del medio ambiente. Una primera estimación calcula en más de 75.000 millones de dólares (7,5 billones de pesetas) las necesidades para este decenio.

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Mientras que el Tercer Mundo y los grupos ecologistas quieren crear un "fondo verde" con aportaciones de las naciones desarrolladas, éstas defienden el papel del Banco Mundial como organismo responsable de estos proyectos, a través del Fondo Global Ambiental (GEF). El tiempo corre y los grandes proyectos surgidos en torno a la Cumbre de la Tierra podrían quedar en papel mojado si los países ricos no asumen compromisos Financieros en lo que resta de mes. El 3 de junio dará comienzo en Río de Janeiro esta histórica reunión, que pretende otorgar a la Carta de Derechos de la Tierra el mismo rango que obtuvo la Carta de los Derechos Humanos en 1948. Sin embargo, a diferencia de la declaración de derechos humanos de la posguerra, el documento que salga de la cumbre de Río necesita enormes recursos financieros para que no se quede en una mera declaración de intenciones. Y, hasta la fecha, las partes implicadas no se han puesto de acuerdo sobre la forma de financiar los programas de defensa medioambiental.

Después de decenas de reuniones, contactos informales y documentos, los representantes de todos los países que asistirán a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo parecen haber consensuado los grandes principios que se incluirán en la declaración, pero no han conseguido compromisos políticos para la financiación de esos proyectos. Estados Unidos, Japón y la Comunidad Europea han anunciado la presencia en la reunión al más alto nivel, pero siguen sin aceptar las pretensiones económicas del Tercer Mundo y de los países en vías de desarrollo, aunque han reconocido su responsabilidad en el deterioro ecológico, ante la tozudez de los datos sobre lluvia ácida y destrucción de la capa de ozono. Según un reciente informe del Banco Mundial, las necesidades financieras para poder emprender con ciertas garantías los grandes programas de protección medioambiental en el Tercer Mundo y los países en vías de desarrollo, superan los 75.000 millones de dólares (7,5 billones de pesetas) de aquí al año 2.000. Estos fondos superan con creces las ayudas comprometidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para socorrer a Rusia y el resto de las repúblicas de la antigua Unión Soviética.

Nuevos programas

En la última reunión conjunta del FMI y el Banco Mundial, los representantes de ambos organismos internacionales insistieron en la necesidad de aumentar las dotaciones económicas para los nuevos programas medioambientales, pero siempre dentro (le los mecanismos y estructuras ya existentes. Los siete países más ricos de la tierra (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá e Italia), agrupados en el llamado G-7, hicieron caso omiso de las peticiones de sus colegas del G-24 (el grupo de los países pobres, liderados por Nigeria) de crear un nuevo fondo verde al margen del Banco Mundial. Esta propuesta, apoyada por las principales organizaciones ecologistas de todo el mundo, parte de una dura crítica a los métodos de financiación de ambos organismos. Sin embargo, las pretensiones del Tercer Mundo han quedado aparcadas hasta el momento por el apoyo que ha obtenido el presidente del Banco Mundial, Lewis Preston, de los ministros de finanzas del G-7 en la reunión de primavera de Washington. Preston insistió entonces en que el Fondo Global Ambiental (GEF) era el mecanismo idóneo para financiar ese tipo de iniciativas.

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