La misión, de la OEA abandona Lima sin resultados

El hotel de Lima donde se hospedaba la comisión enviada por la Organización de Estados Americanos (OEA) se convirtió ayer en un punto de convergencia entre representantes de partidos políticos y dueños de medios de comunicación, quienes expresabn su posición frente al golpe , hasta que la delegación abandone Perú por la tarde rumbo a Washington sin lograr aparentemente al menos , resultados.La misión volverá a Lima a primeros de mayo el presidente de hecho del país Alberto Fujimori, encabezó, por su parte en la madrugada de ayer (hora peninsular española ) la primera manifestación de re...

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El hotel de Lima donde se hospedaba la comisión enviada por la Organización de Estados Americanos (OEA) se convirtió ayer en un punto de convergencia entre representantes de partidos políticos y dueños de medios de comunicación, quienes expresabn su posición frente al golpe , hasta que la delegación abandone Perú por la tarde rumbo a Washington sin lograr aparentemente al menos , resultados.La misión volverá a Lima a primeros de mayo el presidente de hecho del país Alberto Fujimori, encabezó, por su parte en la madrugada de ayer (hora peninsular española ) la primera manifestación de respaldo del golpe de Estado del 5 de abril. Unas 25.000 personas acudieron, mucho menos de lo esperado.

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El discurso de Fujimori, a quienes sus fieles pedían que "no diese un paso atrás" tuvo como respaldo musical a una orquesta puneña y un prólogo con las agudezas del cómico Melcochita. Fuera del hotel donde se encontraba la misión de la OEA, mientras tanto, se produjeron manifestaciones en contra del "dictador", dispersadas con gases lacrimógenos por la policía. Lo que más llama la atención en Lima, sin embargo, es el efecto del golpe sobre la economía, el único tema que preocupa por igual al Gobierno de facto y a la oposición constitucional. A la suspensión de la ayuda (excepto la humanitaria) por parte de la gran mayoría de naciones que ayudaban a Perú -con la excepción de Japón-, se sumé la congelación de los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras organizaciones de crédito.

Carrera hacia los bancos

El resultado en Lima ha sido una carrera hacia los bancos. La situación ha sido lo suficientemente seria como para que la oficina del primer ministro de Fujimori, Oscar de la Fuente, emitiera un comunicado el miércoles donde afirmaba que "no existe intención alguna de proceder a un cambio en la actual política económica y monetaria en lo que respecta a los depósitos del público en las instituciones financieras y bancarias" y que se sigue permitiendo poseer moneda extranjera dentro del país. Ese comunicado no tranquilizó a los agentes económicos, entre otras razones porque no iba firmado por el cesante ministro de Economía, Carlos Boloña. Las operaciones de la Bolsa de Valores de Lima -cuya actividad había crecido considerablemente en los días anteriores al golpe- cayeron un 13,9% entre el 6 y el 22 de abril.

En ese escenario, la renuncia del ministro de Economía cayó como un jarro de agua fría, incluso entre los empresarios que apoyan el golpe. El propio Fujimori parece estar realizando esfuerzos extraordinarios para persuadir a Boloña de que retire su renuncia.

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El ministro de Asuntos Exteriores, Augusto Blacker, que atacó a Boloña como "inconsecuente", se ha convertido por su parte en el malo de la película golpista, por su obvia ambición de poder y su agresivo respaldo al golpe, del cual, al parecer, era el único ministro enterado previamente.

La permanencia o salida de Boloña es apenas uno de los problemas en el equipo económico. En días anteriores, Fujimori pidió la renuncia de Jorge Chávez, el presidente del teóricamente autónomo Banco Central de Reserva (BCR). Chávez fue uno de los primeros colaboradores del entonces semidesconocido candidato Fujimori en 1990, pero se negó a renunciar y visitó a continuación al presidente legal, Máximo San Román, que le exhortó a no dejar el puesto.

En cualquier caso, a dos días del juramento de San Román como presidente constitucional, no hay duda que Fujimori continúa manejando los resortes de la fuerza y el poder, y que mantiene una alta popularidad, aunque comienza a decrecer.

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