Cartas al director

Cultura medioambiental

Mientras en el resto de los países europeos las autoridades sanitarias y ambientales, los ciudadanos y las industrias, buscan soluciones para frenar la contaminación por dioxinas, la sociedad española permanece ajena a este peligro.Nuestras autoridades no sólo lo ignoran, sino que se muestran reticentes a prohibir la fabricación y el uso de productos que contienen dioxinas. Rehúsan las tecnologías industriales que evitan su formación, y promueven la construcción de plantas incineradoras, que son su principal fuente de emisión.

Los Estados, como el español, cuyas administraciones esperan...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Mientras en el resto de los países europeos las autoridades sanitarias y ambientales, los ciudadanos y las industrias, buscan soluciones para frenar la contaminación por dioxinas, la sociedad española permanece ajena a este peligro.Nuestras autoridades no sólo lo ignoran, sino que se muestran reticentes a prohibir la fabricación y el uso de productos que contienen dioxinas. Rehúsan las tecnologías industriales que evitan su formación, y promueven la construcción de plantas incineradoras, que son su principal fuente de emisión.

Los Estados, como el español, cuyas administraciones esperan todo lo posible antes de prohibir una sustancia sufren las consecuencias de estas sustancias docenas de años más que los que tienen administraciones más preocupadas por la salud de sus ciudadanos.

La Agencia de Medio Ambiente (AMA) pretende instalar tres plantas incineradoras de residuos en la finca de Miramundo (Medina Sidonia), dos que quemarían basuras urbanas y una para quemar residuos tóxicos. Serían 200.000 toneladas al año de residuos sólidos urbanos y 30.000 de residuos tóxicos y peligrosos, todo ello disfrazado de complejo medioambiental, que es como han bautizado este regalo. Lo cierto es que la salud de la gente no forma parte de lo programado.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Es una lástima que el ciudadano ha entrado de lleno en una forma de vida cómoda, la cultura de usar y tirar, cultura que debemos rechazar con todas nuestras fuerzas, denunciar todo lo denunciable, exigiendo a nuestros gobernantes que cumplan con lo establecido y que se dejen de amañarlo todo con apariencia honrada y una sola intención: enriquecerse poniendo en peligro la salud pública.

Los ciudadanos debemos entrar en una cultura medioambiental para una mejor calidad de vida, cosa que no conseguiremos si no nos concienciamos y empezamos a tener un comportamiento cívico. Hay que optar seriamente por la recogida selectiva de la basura, así como recuperarla y reciclarla. Que no nos digan que es caro, porque más caro es poner en peligro nuestra salud y la de las generaciones venideras.-

Archivado En