Crítica:

El intimismo de María Bayo

María BayoRecital conmemorativo del 6º aniversario de la revista Scherzo. María Bayo, soprano; J. A. Álvarez Parejo, pianista. Obras de Pasquini, Scarlatti, Mozart, Brahms, Obradors y Strauss. Auditorio Nacional. Madrid, 23 de enero.

María Bayo, quien acaso ha entrado antes en la leyenda que en la realidad -lo que no es culpa suya- no se comprometió deinasiado hasta el final y cantó el repertorio liederístico tan íntimamente, a veces casi inusitado, que el excelente pianista Álvarez Parejo tuvo que hacer filigranas con la dinámica. Sin embargo, el lied es un género dramáti...

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María BayoRecital conmemorativo del 6º aniversario de la revista Scherzo. María Bayo, soprano; J. A. Álvarez Parejo, pianista. Obras de Pasquini, Scarlatti, Mozart, Brahms, Obradors y Strauss. Auditorio Nacional. Madrid, 23 de enero.

María Bayo, quien acaso ha entrado antes en la leyenda que en la realidad -lo que no es culpa suya- no se comprometió deinasiado hasta el final y cantó el repertorio liederístico tan íntimamente, a veces casi inusitado, que el excelente pianista Álvarez Parejo tuvo que hacer filigranas con la dinámica. Sin embargo, el lied es un género dramático o, como dice Beaufils, un drama de bolsillo.Sucede que el color vocal de la Bayo, su gracia en el decir y su arte escénico, en ocasiones incluso excesivo, con lo que pierde elegancia, son muy atractivos y cada oyente cree que está cantando para él. Gran cosa es poseer tal comunicatividad. Al abordar las canciones españolas en un grupo tan feliz como el de Fernando Obradors, la cantante huye del tópico pintoresco y nos las transmite tan expresivas como naturales. En los dos madrigales de Rodrigo alcanzó una categoría superlativa, como antes en Cecilia, de Strauss.

En estos finales, con los bises operísticos y de canciones, dejó bien demostrado que no se trata de un problema de facultades, pues la Bayo las posee aunque no se trate de una diva de gran calado y potencia envolvente. La práctica de este exagerado intimismo sirve a la soprano tanto para Scarlatti como para Mozart y, en buena parte, para el mismo Strauss. En todo caso, una cosa es cierta: todos lo pasamos extraordinariamente bien escuchando a María Bayo y aplaudimos, de muy buena gana, la frescura de dicción y de sentimiento de esta llueva María de nuestra lírica.

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