Rechazado el despido de un camarero por negarse a hablar en castellano

Una sentencia emitida por el Juzgado de lo Social número 2 de Gerona considera improcedente el despido de un camarero por dirigirse a los clientes exclusivamente en catalán. Miquel Casadevall, que trabajaba en un bar de Tossa de Mar (Gerona), fue despedido del trabajo por negarse a hablar en castellano a los clientes, entre otras razones alegadas por el empresario en la carta de despido.El camarero decidió interponer una demanda por despido improcedente ante el Juzgado de lo Social por considerar injusta la rescisión del contrato. La sentencia, emitida por el juez Josep Obach el pasado 5 de ju...

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Una sentencia emitida por el Juzgado de lo Social número 2 de Gerona considera improcedente el despido de un camarero por dirigirse a los clientes exclusivamente en catalán. Miquel Casadevall, que trabajaba en un bar de Tossa de Mar (Gerona), fue despedido del trabajo por negarse a hablar en castellano a los clientes, entre otras razones alegadas por el empresario en la carta de despido.El camarero decidió interponer una demanda por despido improcedente ante el Juzgado de lo Social por considerar injusta la rescisión del contrato. La sentencia, emitida por el juez Josep Obach el pasado 5 de junio, señala que el hecho de dirigirse a los clientes en catalán "puede ser erróneo desde el punto de vista comercial, pero no se puede argumentar como constitutivo de infracción laboral, porque comporta el ejercicio de un derecho constitucional". El propietario del bar, Lluís Vila, consideraba en la carta de despido que el empeño del camarero por no hablar el castellano le hacía perder clientes. También argumentaba que el trato de su empleado con los clientes del establecimiento era en ocasiones "incorrecto y ofensivo". Durante el juicio, algunos testimonios señalaron como principal motivo de sus quejas la negativa sistemática de Miquel Casadevall a hablar castellano.

Un cliente afirmó haber cambiado de establecimiento ante la negativa del camarero a servirle un café cortado si no lo pedía en catalán. Sin embargo, las declaraciones de los testimonios no pudieron demostrar que el empleado les hubiera insultado o faltado al respeto.

Miquel Casadevall, en unas declaraciones realizadas al rotativo de Gerona El Punt, afirma que no habla en castellano si no es un caso de extrema necesidad. Señala también que si su interlocutor no conoce el catalán intenta explicarse por gestos.

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