Una obra incompleta

Contra las apariencias, Josep Pla no tiene una obra completa. Es decir, el corpus que recoge la totalitad de lo publicado por-un escritor a lo largo de su vida, ordenado, clasificado, datado y, susceptiblementé, anotado. Las casi 30.000 páginas y 44 volúmenes que se conocen comúnmente como Obra Completa es el resultado del trabajo llevado a cabo entre 1965 y 1981 por Pla, en estrecha colaboración con su principal editor Josep Vergés: un trabajo de reescritura -muy proustiano- de antiguos materiales periodísticos y literarios ya publicados, junto a abundantes textos originales.Pero casi ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Contra las apariencias, Josep Pla no tiene una obra completa. Es decir, el corpus que recoge la totalitad de lo publicado por-un escritor a lo largo de su vida, ordenado, clasificado, datado y, susceptiblementé, anotado. Las casi 30.000 páginas y 44 volúmenes que se conocen comúnmente como Obra Completa es el resultado del trabajo llevado a cabo entre 1965 y 1981 por Pla, en estrecha colaboración con su principal editor Josep Vergés: un trabajo de reescritura -muy proustiano- de antiguos materiales periodísticos y literarios ya publicados, junto a abundantes textos originales.Pero casi nunca en todas esas páginas se explicita la procedencia de los textos, la época en que fueron escritos, ni siquiera su lengua original. Baste como ejemplo saber que El quadern gris, volumen que inaugura la obra completa y uno de los textos antológicos del escritor, pasó durante muchos años como un dietario de juventud escrito en la primera década del siglo, cuando lo cierto es que su autor estuvo trabajando en él hasta muy poco tiempo antes de publicarse, el año 1966.

Algo similar podría decirse de la lengua. Pla escribió buena parte de su obra, en castellano y en el proceso de traducción al catalán de muchos de esos fragmentos intervino lógicamente el escritor, pero también otras personas, entre las que cabe destacar a Vergés, su editor, y Bartomeu Bardagí, su corrector de estilo más habitual.

Así pues, el conocimiento directo de los manuscritos contribuiría a aclarar las considerables zonas de sombra que existen sobre los márgenes de la literatura planiana y facilitaría la edición de una obra completa, hoy por hoy inexistente. Cabe esperar, por tanto, que en bien de la literatura se acabe zanjando el pleito entre Vergés y una parte de la familia Pla, un pleito un punto ridículo y encubridor de otros desacuerdos más íntimos basados principalmente en la influencia "abusiva" que ajuicio de algunos herederos ejerció Vergés sobre el escritor antes y después de su muerte.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En