González intenta en Holanda y Alemania acercar posturas sobre la unión política y económica de la CE

El presidente del Gobierno español, Felipe González, cenó la noche del martes en Rotterdam con el primer ministro holandés, Ruud Lubbers, y desayunó ayer en Bonn con el canciller alemán Helmut Kohl. Ambas entrevistas se dedicaron al seguimiento de la discusión sobre los tratados de unión política, y de unión económica y monetaria, que la Comunidad Eutopea (CE) debe aprobar en Maastricht, el próximo día 10 de diciembre. De lo dicho ayer por González se desprende que el acuerdo al que lleguen los Doce, va a recoger muy pocas de las tesis de los países que definió como "integracionistas".

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El presidente del Gobierno español, Felipe González, cenó la noche del martes en Rotterdam con el primer ministro holandés, Ruud Lubbers, y desayunó ayer en Bonn con el canciller alemán Helmut Kohl. Ambas entrevistas se dedicaron al seguimiento de la discusión sobre los tratados de unión política, y de unión económica y monetaria, que la Comunidad Eutopea (CE) debe aprobar en Maastricht, el próximo día 10 de diciembre. De lo dicho ayer por González se desprende que el acuerdo al que lleguen los Doce, va a recoger muy pocas de las tesis de los países que definió como "integracionistas".

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González llegó a Bonn la noche del martes, tras, una sorpresiva cena con Lubbers en Rotterdam, y asistió ayer por la mañana en Bonn a la sesión constitutiva del Foro Internacional de Dialogo Paneuropeo, patrocinado por la Fundación Bertelsman. Las entrevistas con los dos jefes de Gobierno, dijo, consistieron en un repaso, casi en paralelo, de la reunión de ministros de Exteriores de la CE del martes en la ciudad holandesa de Noordwijk."Creo", dijo el jefe del Ejecutivo español, "que ahora se está menos lejos de un acuerdo de lo que se podía haber estado hace 20 días la última vez que visité Bonn". En su opinión, en el tema de la unión económica y monetaria "se han superado algunas barreras, casi todas, aunque todavía queda algún problema", pero en cuanto a la unión política fue menos optimista. Además de las dos posturas maximalistas, "el acuerdo y el desacuerdo; con todo abierto, que es lo indeseable", matizó González, "todavía puede haber un escenario intermedio que nos permita no perder demasiado tiempo. Hablo de un año o dos años". Según González, "no basta un papel no suponga un avance cualitativo, aunque no sea cuantitativamente muy importante. No creo que eso sea la base para un acuerdo, creo que tiene que haber un cambio cualitativo, tiene que haber un paso claro hacia la unión europea, aunque algunos temas se vayan a cerrar más adelante con una política de paso a paso. No creo que se vaya a cerrar un acuerdo en falso. Tampoco creo que vaya a ser plenamente satisfactorio para los más integracionistas. Esto sería casi inimaginable".

"Recuerden la Acta Única", dijo González refiriéndose al tratado que supuso la entrada de España y Portugal en la CE. "En su momento se consideró un acuerdo de mínimos, y lo era, pero creó una dinámica que nos ha llevado a la situación actual". González puso como ejemplo la cuestión de la ciudadanía comunitaria, un tema propuesto por el Gobierno español y que definió como "no muy conflictivo". "Se ha aceptado el concepto", explicó, "pero se piensa en una progresión hacia el futuro en lo que será la consolidación de este estatuto de ciudadanía".

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El presidente del Gobierno avanzó, por otra parte, que el órgano consultivo regional de la CE será específicamente regional y no será un órgano dentro del Consejo Económico y Social. "Ahí se ha dado un paso muy interesante y creo que satisfactorio para las regiones, ya que reconoce claramente el lugar de las regiones en la Comunidad", dijo, añadiendo que se había adoptado la posición alemana y española en este asunto. Sobre el asunto de la cohesión social y económica, el peliagudo tema de la transferencia de riqueza entre los estados miembros, que trata de incluir España, el presidente del Gobierno pareció mostrarse de acuerdo con la redacción que este punto tiene actualmente en el borrador holandés. A González le parece que "si la lógica expuesta por Jacques Delors en Luxemburgo se traslada jurídicamente al tratado, ya estará bien, y, de hecho, ya existe una base en el documento actual".

Sobre la unión monetaria, González cree que los Doce están de acuerdo en que la tercera fase es necesaria y que habrá una institución financiera al final del proceso. Sin embargo, piensa que aún no está claro si la segunda fase va a ser algo más que una coordinación de bancos centrales. "Yo creo que se va a dar un paso más que la mera coordinación", dijo. Lo que aún no está claro, explicó González, es si va a adoptarse la petición británica de poder salirse de la unidad monetaria sí el parlamento británico lo decide. "Yo creo que jurídicamente y técnicamente es muy difícil que un tratado se ratifique y en una parte no quede ratificado. Esto va a ser muy muy complicado", sumándose así a la postura de Bonn al respecto.

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