Lecciones de clasicismo

Ortega Cano y Emilio Muñoz dictaron el domingo ante la cátedra malagueña dos lecciones de toreo clásico. El primero de Ortega Cano fue un toro que casi no se tenía de pie. El mérito de Ortega fue torearlo con mucha suavidad y mucho temple, en armonlosos muletazos, que aceptaba la singular nobleza del toro. Si hubiera tenido más fuerza hubiera sido un gran toro.La emoción del arte de torear vino en el cuarto, que salió echando las manos por delante, y le costaba entregarse. En una faena de creciente calidad, Ortega acabó sometiéndolo, fundamentalmente con el toreo al natural, que fue donde se a...

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Ortega Cano y Emilio Muñoz dictaron el domingo ante la cátedra malagueña dos lecciones de toreo clásico. El primero de Ortega Cano fue un toro que casi no se tenía de pie. El mérito de Ortega fue torearlo con mucha suavidad y mucho temple, en armonlosos muletazos, que aceptaba la singular nobleza del toro. Si hubiera tenido más fuerza hubiera sido un gran toro.La emoción del arte de torear vino en el cuarto, que salió echando las manos por delante, y le costaba entregarse. En una faena de creciente calidad, Ortega acabó sometiéndolo, fundamentalmente con el toreo al natural, que fue donde se advirtió la mayor entrega del cartagenero. El primero de Emilio Muñoz comenzó perdiendo las manos, hasta que decidió acostarse un par de veces en el último tercio. La lección de toreo clásico llegó en el quinto, bravucon, con cierto peligro como demostró al tirarle un gañafón toreando al natural, que resolvió Muñoz improvisando un molinete con la izquierda y un espléndido pase de pecho. Con la mano diestra toreó con una hondura y un sabor fuera de lo común. Terminó toreando de frente a pies juntos con exquisito temple y con muletazos por la cara muy garbosos.

Osborne Ortega, Muñoz, Rincón

Cinco toros de Herederos de José Luis Osborne, blandos, y 5o (sobrero) de Puerta Hermanos, bravucón.Ortega Cano: pinchazo hondo (vuelta); estocada corta (oreja). Emilio Muñoz: estocada corta (silencio); media (oreja). César Rincón: pinchazo y estocada (ovación); pinchazo y estocada (ovación). La Malagueta, 18 de agosto. 9º corrida de feria. Casi lleno.

César Rincón puede decirse que quedó inédito ante la afición malagueña por mor de las malas condiciones de sus enemigos. El colombiano derrochó voluntad y valor a raudales, pero su primero fue un mansurrón muy tardo, y era difícil hilvanar una faena, aunque hubo muletazos de calidad sobre ambas manos. El sexto con escasas fuerzas se defendía y se paraba en mitad del viaje. Rincón estuvo quizá demasiado insistente, pues desde el principio era evidente que poca agua clara podía sacar de aquel pozo.

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