Sadam reprocha a Occidente la indiferencia ante la hambruna de su país

El presidente de Irak, Sadam Husein, ha acusado a Occidente de preocuparse más de sus animales domésticos que de los iraquíes que mueren de hambre o por falta de medicinas. Sus palabras iban dirigidas a una delegación de familias de mártires de Nayef, a la que recibió como gesto por atraerse el apoyo de los shiíes.

ÁNGELES ESPINOSA, "Occidente busca la perdición de este pueblo de 18 millones de personas, privándole de las necesidades vitales. Os odia a muerte", dijo Sadam a los parientes de los iraquíes muertos por la patria. En esta ocasión, el grupo procedía de la provincia de Nay...

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El presidente de Irak, Sadam Husein, ha acusado a Occidente de preocuparse más de sus animales domésticos que de los iraquíes que mueren de hambre o por falta de medicinas. Sus palabras iban dirigidas a una delegación de familias de mártires de Nayef, a la que recibió como gesto por atraerse el apoyo de los shiíes.

ÁNGELES ESPINOSA, "Occidente busca la perdición de este pueblo de 18 millones de personas, privándole de las necesidades vitales. Os odia a muerte", dijo Sadam a los parientes de los iraquíes muertos por la patria. En esta ocasión, el grupo procedía de la provincia de Nayef, al sur de Bagdad, una región eminentemente shií y en cuya capital se encuentra el mausoleo de Alí, el yerno de Mahoma.El líder iraquí, que no se refirió a ningún país en particular, insistió en que Occidente "roba el pan de la boca de los iraquíes". La dureza de su alocución coincide con un momento en el que el Consejo de Seguridad estudia un levantamiento parcial del embargo sobre las exportaciones de petróleo, para que Irak pueda financiar la compra de alimentos, medicinas y bienes de primera necesidad.

"Incluso si nos permiten comprar pan y medicamentos por valor de mil millones de dólares, se quedarán con cuatro mil. Son unos ladrones", insistió el presidente iraquí. Sadam atacó también a Irán, al que acusó de haberse alineado con "los imperialistas durante su agresión contra Irak". Bagdad ha responsabilizado en numerosas ocasiones al país vecino de haber provocado el estallido de las revueltas shií y kurda al término de la guerra.

Atracción de shiíes

El discurso, uno de sus más emotivos ataques contra el bloqueo económico internacional, forma parte de una nueva estrategia para atraerse el respaldo de la comunidad shií, cuya insurrección aplastó sin piedad el pasado marzo. En claro contraste con el puño de hierro que sus soldados emplearon contra los sublevados, Sadam ha iniciado reuniones casi diarias con notables y familiares de víctimas de la guerra del Golfo, de las ciudades y pueblos del centro y del sur de Irak, donde se concentra la mayoría de los shiíes, casi un 60% de la población total. Junto a estos gestos, ampliamente cubiertos por los medios de comunicación locales, Sadam ha emprendido una generosa reparación de los templos destruidos en marzo y ha lanzado una campaña para elevar sus credenciales islámicas, que incluye la publicación de una nueva edición del Corán y la Universidad Sadam de Estudios Islámicos. Con todo, los esfuerzos parecen lejos de lograr el resultado apetecido. Los mausoleos de Nayef y de Kerbala continúan cerrados. Y la reciente festividad shií de la Achura, en la que se conmemora el martirio de Husein, hijo de Alí, ha transcurrido con inusual discreción. No hubo grandes masas de fieles en la mezquita de Kadumiya, en el viejo Bagdad, ni la tradicional ofrenda de comida a los pobres. Tampoco la actitud presidencial lleva camino de traducirse en concesiones políticas. A diferencia de los kurdos, los shiíes no tienen representantes reconocidos.

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