Miles Davis reune en París a sus más fieles discípulos

Francia concede al músico la Legión de Honor

París, la ciudad en la que vivió durante uno de los más períodos más fecundos de su carrera, rinde estos días un caluroso homenaje al trompetista norteamericano de jazz Miles Davis, de 66 años de edad. Jack Lang, ministro francés de Cultura, le impondrá el próximo día 16 de julio la Legión de Honor, la máxima condecoración francesa. Anoche, el nuevo caballero de la orden de los botones rojos clausuró en el parisiense Grande Halle de La Villette un festival de jazz consagrado a su obra.

Desde hacía muchos días todas las entradas para el concierto de anoche estaban agotadas. Milles Da...

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París, la ciudad en la que vivió durante uno de los más períodos más fecundos de su carrera, rinde estos días un caluroso homenaje al trompetista norteamericano de jazz Miles Davis, de 66 años de edad. Jack Lang, ministro francés de Cultura, le impondrá el próximo día 16 de julio la Legión de Honor, la máxima condecoración francesa. Anoche, el nuevo caballero de la orden de los botones rojos clausuró en el parisiense Grande Halle de La Villette un festival de jazz consagrado a su obra.

Desde hacía muchos días todas las entradas para el concierto de anoche estaban agotadas. Milles Davis debía poner punto final al festival Halle that Jazz, en compañía de una docena de los músicos que en los últimos años iniciaron su despegue profesional al trabajar con el veterano trompetista. Estaba prevista la participación en ese concierto calificado de "histórico" de Wayne Shorter, Herbie Hancock, John Mac LaughIm, John Scofíeld y Chick Corea.En medio del coro de elogios que París está prodigando a Davis, Liberation puso ayer una nota discordante. Bajo el título "Miles Davis nous ennui" (Miles Davis nos aburre), Serge Loupien escribió en ese diario: "Es preciso decirlo de una vez: Miles Davis ya no vale nada. No sólo no es lo que fue, sino que hay razones para preguntarse si todavía es algo".

La tesis del articulista es que, tras haber trabajado en los años cincuenta y sesenta con los más avanzados y rigurosos jazzmen, Miles Davis ha terminado por comercializar y adocenar su música, al pretender fusionarla con el rock y el pop.

Miles Davis, afirma Loupien, se ha convertido en una "estrella" que apenas toca ya y deja ese trabajo para los músicos que le acompañan. "El antiguo dandy existencialista", dice Loupien, "se ha convertido en un rentista gruñón".

Davis, el hombre que suele tocar de espaldas, es una leyenda viviente en París. Su nombre se vincula a las inquietudes intelectuales y artísticas que dominaban la Rive Gauche en la segunda mitad de los años cincuenta.

Tras el período neoyorquino en que trabajó con Charlie Parker, su maestro, y Dizzy Gillespie, Davis pasó largas temporadas en la capital francesa, donde actuó en los célebres subterráneos de la zona de Saint-Germain. París fue también su base para las giras que efectuó por numerosas capitales europeas.

'Concierto de Aranjuez'

Fue el período más creativo del trompetista. De esa época datan sus adaptaciones del Concierto de Aranjuez y de una saeta de la Semana Santa andaluza y también la banda sonora de la película de Louis Malle Ascensor para el cadalso. Fue la época del jazz cool, el jazz tranquilo que entusiasmaba a los intelectuales europeos.Para los existencialistas, y a la cabeza de ellos su amiga Juliette Grecco, Davis era el perfecto representante de la sabiduría negra inmortal.

Más tarde, Davis atravesó diversos períodos sombríos a causa de su alcoholismo y su adicción a las drogas, para reaparecer finalmente como el portaestandarte de un jazz eléctrico vinculado estrechamente a la música rock y pop. Esa nueva etapa es la que anoche debía de ser clamorosamente celebrada en La Villette.

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