Israel, sorprendido por la súbita reconciliación de Siria y la OLP

La reconciliación entre Siria y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), puesta en marcha con las conversaciones en Damasco entre el presidente Hafez el Asad y Faruk Kadumi, jefe del departamento político de la OLP, ha encogido a los dirigentes israelíes. "Una vez más, Asad nos ha dado una sorpresa", se comentó en Jerusalén.

La toma paulatina de Líbano, coronada con el pacto sirio-libanés, hizo crujir los dientes al entorno del primer ministro Isaac Shamir. "La paciencia, los planes a largo plazo de Asad, que avanza sus peones gradualmente en el tablero de Oriente Próx...

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La reconciliación entre Siria y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), puesta en marcha con las conversaciones en Damasco entre el presidente Hafez el Asad y Faruk Kadumi, jefe del departamento político de la OLP, ha encogido a los dirigentes israelíes. "Una vez más, Asad nos ha dado una sorpresa", se comentó en Jerusalén.

La toma paulatina de Líbano, coronada con el pacto sirio-libanés, hizo crujir los dientes al entorno del primer ministro Isaac Shamir. "La paciencia, los planes a largo plazo de Asad, que avanza sus peones gradualmente en el tablero de Oriente Próximo, son mayores amenazas para Israel que la brutalidad agresiva y las fanfarronadas de Sadam Husein", dice un experto del Ministerio de Defensa israelí.

Desde hace algún tiempo, Asad no soportaba a Yasir Arafat, que rehuía la tutela siria en nombre "de la independencia decisoria de los palestinos". A raíz de la entrada de las tropas israelíes en Líbano en 1982, el presidente sirio provocó una escisión en el seno de la OLP, e incluso intentó eliminar a Arafat, primero en Beirut y luego en Trípoli. Cuando Arafat realizó un giro político pragmático -acentuado con el estallido de la Intifada y las decisiones del Consejo Nacional Palestino en Argel en 1988-, fue aplaudido por Hosni Mubarak. Asad calificó las decisiones de "capitulación ante el sionismo".

Después de la guerra del Golfo, cuando Arafat defendió a Sadam frente a Egipto, Arabia Saudí, Kuwait y Siria, la OLP parecía más aislada que nunca. La salvación le vendría del lugar más inesperado: Siria.

La jugada de Asad ha sorprendido, además de a israelíes, a Mubarak, que rehúsa entrevistarse con Arafat o con sus emisarios. Kadumi abandonó Damasco con dirección a Ammán para entrevistarse con el rey Hussein, a petición del propio Assad.

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