Editorial:

Li Peng, debilitado

LA SESIÓN de la Asamblea Nacional celebrada recientemente en Pekín con la presencia de 2.673 diputados no ha sido una ceremonia meramente formal. El congreso ha servido pira evidenciar que, más allá de la matanza de la plaza de Tiananmen, sigue vivo en los círculos dirigentes de China el enfrentamiento entre reformistas y conservadores. Aquéllos no han sido barridos a pesar de la represión que han sufrido: Li Peng, el primer ministro que tomó la responsabilidad del giro conservador, y que representa, por tanto, la línea inmovilista, no ha logrado ganar aún la batalla de la sucesión. Mientras e...

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LA SESIÓN de la Asamblea Nacional celebrada recientemente en Pekín con la presencia de 2.673 diputados no ha sido una ceremonia meramente formal. El congreso ha servido pira evidenciar que, más allá de la matanza de la plaza de Tiananmen, sigue vivo en los círculos dirigentes de China el enfrentamiento entre reformistas y conservadores. Aquéllos no han sido barridos a pesar de la represión que han sufrido: Li Peng, el primer ministro que tomó la responsabilidad del giro conservador, y que representa, por tanto, la línea inmovilista, no ha logrado ganar aún la batalla de la sucesión. Mientras el anciano Deng Xiaoping, con sus 86 años, sigue ejerciendo una influencia menos visible pero aún considerable, Li Peng tiene que hacer frente a una creciente oposición que se hace sentir incluso dentro del aparato estatal.En ese orden de cosas, el hecho más notable ha sido la remodelación ministerial que acaba de ser refrendada por la Asamblea Nacional: al primer ministro, Li Peng, se le han colocado cinco vJeeprimeros ministros. Destacan dos: Zou Jiahua, que ya era ministro del plan y que conservará ese cargo junto con su nueva responsabilidad, y Zhu Rongjl, el alcalde de Shanghal, protegido de Deng y estrella ascendente de la actual fase de la política china. Considerado como reformista, tanto en círculos internacionales como en China, en los momentos trágicos de Tiananmen hizo unas declaraciones contrarias a la línea oficial de entonces, asegurando que no haría uso en su ciudad de métodos de violencia para mantener el orden. Puede que ése fuera su propósito, pero no fue óbice para que clausurara uno de los periódicos más liberales de China y ordenara la ejecución de algunos manifestantes.

Es muy significativo asimismo que Zhu Rongjl asuma la responsabilidad de las zonas de desarrollo económico especial, situadas en la costa, y en las cuales se avanza con rapidez en la aplicación de las leyes de mercado, con una presencia creciente de empresas extranjeras. Su visita a Barcelona y Madrid en estos días obedece precisamente al deseo de promocionar in versiones españolas en aquella región. Esa otra China -"un país y dos sistemas" (socialista y capitalista), había dicho Deng en su etapa de audacia reformista- había sido criticada muy duramente por Li Peng, calificándola como una traición a los principios del socialismo. Pero el nombramiento de Zhu Rongj«i indica que las zonas especiales van a alcanzar mayor desarrollo, lo cual influirá sin duda en el aperturismo del conjunto de la política económica.

A la vez, el nombramiento de Zhu Rongji como viceprimer ministro en estos momentos tiene otro significado, ya que muchos ven en él al candidato más adecuado para la sucesión. Él podría realizar algo que precisamente Li Peng ni puede ni quiere hacer: reincorporar a la dirección china la rama progresista que, con Zhao Z¡yang, dio unos pasos iniciales hacia una reforma política de carácter democrático.

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Si la remodelación ministerial supone la reactivación del reformismo económico, las consecuencias pueden ser importantes. Incluso si no cabe pensar por ahora en una reforma política -Li Peng ha excluido cualquier eventualidad de ese género-, esta nueva orientación del Gobierno refleja fenómenos interesantes: el fracaso de la política regresiva en el plano económico, la existencia de una dinámica social que, surgida de la misma realidad económica, se contrapone a la orientación de Li Peng y debilita la línea conservadora que éste pretende imponer.

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