Vargas Llosa comienza una novela inspirada en "el deterioro de la vida en los Andes"

El escritor peruano termina estos días su ensayo sobre 'Los miserables', de Victor Hugo

El escritor peruano Mario Vargas Llosa se ha puesto de nuevo a crear una novela, y confiesa estar radiante. Aunque tras su fracaso como candidato a la presidencia de Perú no quiere hablar ni escribir de política, la inspiración del nuevo relato le viene de la situación actual en los Andes, donde "el deterioro de la vida" se le hizo patente en la campaña electoral. Además está terminando un ensayo sobre Los miserables, de Victor Hugo, que le parece "un resumen de la novela del siglo XIX".

Mario Vargas Llosa vuelve a ser lo que siempre ha sido: novelista. Con un proyecto recién nacido...

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El escritor peruano Mario Vargas Llosa se ha puesto de nuevo a crear una novela, y confiesa estar radiante. Aunque tras su fracaso como candidato a la presidencia de Perú no quiere hablar ni escribir de política, la inspiración del nuevo relato le viene de la situación actual en los Andes, donde "el deterioro de la vida" se le hizo patente en la campaña electoral. Además está terminando un ensayo sobre Los miserables, de Victor Hugo, que le parece "un resumen de la novela del siglo XIX".

Mario Vargas Llosa vuelve a ser lo que siempre ha sido: novelista. Con un proyecto recién nacido bajo el brazo, se dispone a regresar a Londres, ciudad en la que siempre consigue la rutina necesaria para escribir. El nuevo relato de Vargas Llosa tiene como escenario los Andes, "donde la vida se ha vuelto irracional e incomprensible".Aunque el novelista no quiere hablar ni escribir sobre política peruana, ni mucho menos regresar a ella, tras su fracaso como candidato a la presidencia, el germen de su nueva obra puede provenir de la campaña electoral. "Lo que más me llamó la atención en esos días", comenta Vargas Llosa, "fue el deterioro de la vida para ese grupo de peruanos".

La novela que Vargas tiene entre manos posee puntos de contacto con otra de sus obras, ¿Quién mató a Palomino Molero?, aunque el autor no las ve como un todo. Hay personajes comunes a ambos relatos, y el escenario, esos Andes altos pardos y despojados de Perú, es el mismo.

El escritor no quiere permitir que la política aparezca de forma directa en la novela, y se limita a señalar: "Toda mi obra está relacionada con lo que he vivido y he visto". Indica que el relato afronta "una historia entre policial y fantástica".

Valora su experiencia públi ca de los últimos tres años como "bastante deprimente", e insiste en no querer hacer declaraciones sobre la situación peruana, porque cuanto dice "levanta mucha especulación" y él considera haber renunciado a la política activa. Pero señala: "Yo soy escritor porque no he podido ser un aventurero. La aventura me ha fascinado siempre, y yo estoy abierto a todas las experiencias".

La novela no es la única ocupación literaria de Vargas Llosa estos días. Está concentrado estos días en la búsqueda de la "humedad última" -utiliza esa expresión con que Dámaso Alonso se refería al recóndito secreto que se oculta en el fondo de cualquier gran obra-, de Los miserables, de Victor Hugo. Vargas la ve como el "resumen de la novela del siglo XIX" que el autor francés fue haciendo durante 20 años.

El escritor peruano confiesa que tenía el prejuicio de que Los miserables era un libro "más o menos para chicos". Pero le encargaron un prólogo para la obra, y pronto tuvo que cambiar de opinión, al quedar secuestrado por el relato. Comprendió que se trataba de "un libro enormemente ambicioso, del que todos podían sacar algo, que me causó una inmensa impresión". Preparó el prólogo con tanto empeño que, al acabarlo, le quedó mucho material y, sin saber qué hacer con ello, y llevado por la misma admiración que previamente le había conducido a escribir ensayos sobre Cien años de soledad y Madame Bovary, se puso a trabajar a fondo sobre Los miserables. Hoy opina que, más aún que el protagonista, Jean Valjean, el personaje más admirable es el narrador, todo un compendio de la novelística de la época.

Vargas Llosa tiene conciencia de lo peculiar de su manera de escribir ensayo. En esa tarea ve convivir "dosis equivalentes de estudio y creación: algo que durante mucho tiempo ha estado mal visto, y que hoy parece renacer".

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