Una investigadora española abre importantes vías para el tratamiento del estrés y la hipertensión

Cristina Rodríguez Artalejo, una investigadora española que trabaja ahora en la Universidad de Chicago (EE UU), acaba de identificar la existencia de unos canales celulares específicos para el calcio relacionados con los mecanismos humanos de adaptación al estrés. Su trabajo fue destacado el pasado mes de noviembre, en un editorial de la revista Nature, como una importante aportación en el campo de la hipertensión, el Parkinson o los estados depresivos.

Los resultados obtenidos por Cristina Rodríguez Artalejo, doctora en medicina por la Universidad Autónoma de Madrid, culminan ocho años...

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Cristina Rodríguez Artalejo, una investigadora española que trabaja ahora en la Universidad de Chicago (EE UU), acaba de identificar la existencia de unos canales celulares específicos para el calcio relacionados con los mecanismos humanos de adaptación al estrés. Su trabajo fue destacado el pasado mes de noviembre, en un editorial de la revista Nature, como una importante aportación en el campo de la hipertensión, el Parkinson o los estados depresivos.

Los resultados obtenidos por Cristina Rodríguez Artalejo, doctora en medicina por la Universidad Autónoma de Madrid, culminan ocho años de investigación iniciados en este centro universitario, del que es profesora titular. Es madrileña y sólo tiene 30 años. Hace dos consiguió una beca de la Fundación March para proseguir sus trabajos en la Universidad de Chicago, y en el último curso, otra del Miniterio de Educación y Ciencia. "Esto quiero recalcarlo, porque para mí ha sido muy importante". Ahora le llueven ofertas de todas las universidades norteamericanas, porque su trabajo, que ella considera un primer paso, no sólo ha sido respaldado por la prestigiosa revista Nature, sino que se ha destacado ampliamente en medios científicos estadounidenses.El calcio, un mineral necesario para casi todas las funciones biológicas, juega un importante papel en la respuesta del organismo frente a una situación de alerta. En este caso se introduce en las células y activa el mecanismo de secreción de unas sustancias especiales, llamadas catecolaminas, que permitirán al corazón, al cerebro o al sistema inmunitari adaptarse al estrés. Por ejemplo, frente a la agresión que supone un traumatismo, una enfermedad importante, o simplemente la percepción de peligro, el corazón empieza a latir con mayor fuerza y frecuencia para enviar más oxígeno a los órganos, y los pulmones incrementan el ritmo respiratorio.

Cristina Rodríguez Artalejo ha conseguido determinar la existencia de unos canales específicos para el calcio, es decir, de una puerta de entrada selectiva a la célula que se activa extraordinariamente con la presencia en la sangre de una de estas catecolaminas: la dopamina, bien liberada por las neuronas cerebrales o por la glándula suprarrenal, que se localiza en la parte superior del riñón. Estos canales han sido identificados en las células cromafínes de la glándula suprarrenal.

Fármacos 'inteligentes'

"La aportación de esta investigación desde el punto de vista fisiológico es la constancia de la estrecha relación existente entre el estrés y la liberación de dopamina para contrarrestarlo", explica la investigadora. Las expectativas son también importantes en el campo terapéutico, "ya que el conocimiento de un canal específico permite a su vez el diseño de fármacos selectivos para estimular o bloquear la entrada de calcio", destaca.

El diseño de fármacos inteligentes es actualmente objetivo prioritario en la investigación farmacológica, ya que, por ejemplo, los bloqueantes del calcio utilizados para controlar la hipertensión arterial, al no ser selectivos, pueden afectar a la actuación de este mineral en otras funciones biológicas.

Existen además aplicaciones terapéuticas muy concretas. Hay un tipo de hipertensión arterial, mortal entre los menores de 30 años, que se produce por la masiva secreción de dopamina debido a un tumor de la glándula suprarrenal (feocromocitoma). "Ahora podríamos encontrar un bloqueante específico de la entrada de calcio y, por consiguiente, de la liberación de dopamina en estas células", explica Cristina Rodríguez haciendo referencia a los resultados de su trabajo.

El Parkinson se debe, por el contrario, a la destrucción de las células del cerebro que producen dopamina. Los científicos han intentado solucionarlo mediante implantes celulares de la glándula suprarrenal en el cerebro. "Si encontramos una molécula que en este caso estimule los canales del calcio, podríamos reducir los síntomas del Parkinson", añade la investigadora.

Una tercera expectativa es el diseño de fármacos para combatir los síntomas depresivos, también relacionados con trastornos en la secreción de dopamina. Si hasta ahora se utilizan medicamentos que actúan directamente en el cerebro, podría hacerse también a nivel periférico gracias a la existencia de estos receptores celulares específicos en las glándulas suprarrenales.

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