Arqueros, cabras, ciervos

La cueva de la Vieja o del Venado, estudiada recientemente por Anna Alonso y Alexandre Grimal, posee, con su abigarrado panel de más de 200 figuras, uno de los conjuntos pictóricos más emblemáticos del arte levantíno. En la cueva aparecen mezcladas, según los especialistas, dos concepcíones artísticas distintas: "Observamos la pincelada minuciosa, metódica, de los levantinos y luego otra pintura de tipo abstracto, con otra técnica, empleando los dedos o quizá ramas, una pintura abstracta, la denominada convencionalmente pintura esquemática -existente también en otros países- y que es más moder...

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La cueva de la Vieja o del Venado, estudiada recientemente por Anna Alonso y Alexandre Grimal, posee, con su abigarrado panel de más de 200 figuras, uno de los conjuntos pictóricos más emblemáticos del arte levantíno. En la cueva aparecen mezcladas, según los especialistas, dos concepcíones artísticas distintas: "Observamos la pincelada minuciosa, metódica, de los levantinos y luego otra pintura de tipo abstracto, con otra técnica, empleando los dedos o quizá ramas, una pintura abstracta, la denominada convencionalmente pintura esquemática -existente también en otros países- y que es más moderna, del tercer milenio antes de Cristo".El motivo central en la cueva de la Vieja es una gran figura humana estilizada, una de las más singulares del estilo levantino, que representa a un enigmático personaje con un arrogante tocado de plumas. Otras pinturas, siempre en algún tono de rojo, muestran arqueros con arcos compuestos y flechas -algunas de ellas de punta arponada- corriendo y disparando contra diversos animales: toros, cabras, ciervos con grandes cornamentas.

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Los hombres han sido pintados desnudos, con el sexo bien visible, aunque lucen jarreteras. También aparecen algunas mujeres, "en posición como de danza, con el pecho al aire, adornos, un peinado como de media inelena y la típica falda larga del arte levantino". Puede apreciarse también a un hombre trepando por una cuerda que recuerda al célebre recogedor de miel de la cueva de la Araña (Valencia).

"Los hombres que realizaron estas pinturas disponían de grandes recursos artísticos", señala Grimal. "Hay muchas cosas que no sabemos interpretar aún -quizá no podamos hacerlo nunca-: ¿por qué, por ejemplo, esa superposición de figuras cuando justo al lado hay suficiente espacio disponible? ¿Qué significa la metamorfosis de toros en ciervos evidenciada en las astas que brotan de los cuernos? ¿Son perros los animales que parecen acompañar a los arqueros?".

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