EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

"La Unión Soviética dará mucho que hablar"

Las dotes de observación de George Shultz brillaron aquel mes de marzo de 1985 en que Konstantín Chernenko murió en Moscú. La delegación estadounidense en los funerales estuvo encabezada por George Bush, entonces vicepresidente, por lo que Shultz pudo permitirse el lujo de permanecer entre bambalinas y observar detenidamente a Mijaíl Gorbachov. Así recuerda su primer diagnóstico: "Este hombre es diferente de todos los dirigentes soviéticos que he conocido hasta ahora, habla del mundo de una forma distinta, muestra un inusitado interés por el conocimiento de las cosas, es más flexible, se puede...

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Las dotes de observación de George Shultz brillaron aquel mes de marzo de 1985 en que Konstantín Chernenko murió en Moscú. La delegación estadounidense en los funerales estuvo encabezada por George Bush, entonces vicepresidente, por lo que Shultz pudo permitirse el lujo de permanecer entre bambalinas y observar detenidamente a Mijaíl Gorbachov. Así recuerda su primer diagnóstico: "Este hombre es diferente de todos los dirigentes soviéticos que he conocido hasta ahora, habla del mundo de una forma distinta, muestra un inusitado interés por el conocimiento de las cosas, es más flexible, se puede discutir y conversar con él". Y así se lo hizo saber al presidente Ronald Reagan y a sus colaboradores en la secretaría de Estado. "Creo que es un hombre muy capaz".Shultz alaba el hecho de que Gorbachov supiera Ilegar a la conclusión de que no iban a ninguna parte", de que la sociedad estaba en bancarrota ("una bancarrota muy superior a la que todos imaginábamos"). "Y desencadenó una avalancha de cambios". Shultz tiene la impresión de que la URS S aún no ha dado con la fórmula para enderezar su economía y critica la resistencia de Gorbachov a introducir en el sistema los cambios imprescindibles más elementales.

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No obstante, Shultz está convencido de que la URSS "acabará gozando de un sistema de gobierno democrático y de una economía abierta". Eso sí, "antes habrá de encarar múltiples tempestades", no solo económicas sino referentes a su estructura interna.

Shultz se muestra más optimista que el propio Gorbachov: "Dentro de cinco años, a lo sumo diez, lo más probable es que la economía soviética sea contemplada como una economía fuerte y prometedora y que todos estos problemas con los que se enfrenta el Gobierno se hayan diluido".

"La URSS dará mucho que hablar". Si sigue existiendo como tal, "y lo más probable es que así sea", será una Unión Soviética muy distinta, "más federal, más estructurada, algo así como Canadá, dónde la diversidad se traduce en una descentralización del poder".

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