Éxito de España en la ampliación de la moratoria de vertidos nucleares en el mar

España ha logrado un gran éxito en las discusiones sobre vertidos radiactivos en el mar, mantenidas por los 43 países firmantes del Convenio de Londres reunidos en la capital británica. La delegación española ha conseguido la aprobación de su propuesta, de ampliar la moratoria contra los vertidos radiactivos en el mar y vetar el enterramiento de estos residuos bajo el lecho marino. Los reunidos también se han comprometido a suspender toda clase de vertidos industriales en el mar a partir de 1995.La propuesta española fue combatida por Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Unión Soviética, paí...

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España ha logrado un gran éxito en las discusiones sobre vertidos radiactivos en el mar, mantenidas por los 43 países firmantes del Convenio de Londres reunidos en la capital británica. La delegación española ha conseguido la aprobación de su propuesta, de ampliar la moratoria contra los vertidos radiactivos en el mar y vetar el enterramiento de estos residuos bajo el lecho marino. Los reunidos también se han comprometido a suspender toda clase de vertidos industriales en el mar a partir de 1995.La propuesta española fue combatida por Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Unión Soviética, países todos ellos con centrales y submarinos nucleares de los que esperaban desprenderse un día enterrándolos bajo el fondo oceánico. España logró el apoyo de otras 28 de las 43 naciones presentes en la discusión, la mayoría no nuelearizadas, que se movieron por el principio, de que quienes producen residuos atómicos han de encontrar los medios de deshacerse de ellos en sus propias fronteras.

España redondeó su feliz e intensa ronda de discusiones., en compañía de los países nórdicos, cuando logró que se aprobara por unanimidad la prohibición a partir de 1995 de realizar cualquier clase de vertidos industriales al mar, idea a la que inicialmente también se opusieron los representantes de Washington y Londres. Los reunidos aprobaron, asimismo, la moción propuesta por México que ímpide que los países signatarios exporten sus vertidos a terceros.

Las resoluciones fueron recibidas con tanta satisfacción por España y la organización ecologista Greenpeace como desolación por parte británica, que tenía en cartera un amplio programa de eliminación nuclear que descansaba en el empleo de tecnología petrolera para construir cámaras bajo el lecho marino en las que depositar los reactores de submarinos y centrales atómicas.

La propuesta española llevaba un año sometida a discusión por estadounidenses y británicos, atrincherados en la moratoría de 1983 que no contemplaba el subsuelo marino.

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