Crítica:TEATRO / 'QUIMERA Y AMOR DE DON PERLIMPLÍN CON BELISA EN SU JARDÍN'

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Quimera es un breve apunte dramático de Lorca, sobre la partida del viajero, con misterios y presagios; Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, una farsa para títeres, en el que se esmeraba como ejercicio toda la generación intelectual que buscaba lo popular, lo ingenuo, lo infantil, como un regreso a la pureza del teatro que les parecía mancillada. Una y otra son heterogéneas y no se suman, ni en el título unitario del espectáculo -Quimera y amor de...- ni en escena. Se ve Quimera como un añadido para dar alguna duración al espectáculo, que así alcanza la hora y -...

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Quimera es un breve apunte dramático de Lorca, sobre la partida del viajero, con misterios y presagios; Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, una farsa para títeres, en el que se esmeraba como ejercicio toda la generación intelectual que buscaba lo popular, lo ingenuo, lo infantil, como un regreso a la pureza del teatro que les parecía mancillada. Una y otra son heterogéneas y no se suman, ni en el título unitario del espectáculo -Quimera y amor de...- ni en escena. Se ve Quimera como un añadido para dar alguna duración al espectáculo, que así alcanza la hora y -cuarto. En Quimera, el director José Luis Gómez y el escenógrafo Gerardo Vera consiguen el clima onírico y la sensación de temor oscuro. Don Perlimplín es una farsa triste, trágica. Parece inspirada en el personaje del Charlot eterno, que tanto influyó en aquel tiempo, sobre el eterno tema español del viejo y la niña; aquél, feliz en su sufrimiento y muerte por su propia mano; ésta, cruel y restallante de cuerpo. Todo esto era un juego simple, y la escenografia -bellísima: una hojarasca abundante, unas transparencias luminosas, unas apariciones- y el vestuario aplastan su simplicidad. Demasiado para tan poca cosa (deliberadamente poca, en la intención del autor), aunque siendo de Lorca siempre llegan metáforas, y un sentido de lo imposible en el amor: siempre que los actores lo dejan entender. Héctor Alterio, tan excelente intérprete, entona demasiado sus oraciones al mismo tiempo que llana el ritmo, o lo parte, y se deja trascender demasiado; Mercedes García Bernal tiene toda la belleza requerida para la niña, pero tiene la voz de un animalito de dibujos animados y no casa palabras ni sílabas. Le queda tiempo para construir esa voz y aprender a decir.No da más de sí. Un pequeño espectáculo de calidad estética, donde las muchas y muy buenas sensibilidades que se encuentran no siempre concuerdan. Aun así, se ve con agrado, y se escucha con menos. Entre los aplausos, los mejores fueron para Héctor Alterio y Sonsoles Benedito , y luego, para José Luis Gómez y Gerardo Vera. Sin contar, claro, con la adhesión que siempre despierta Federico García Lorca.

Quimera y amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín

De Federico García Lorca. Intérpretes, Héctor Alterio, Sonsoles Benedicto, Mercedes García Bernal, María Galiana, Juan José Macias, Manuel Millán y otros. Escenografía y vestuario, Gerardo Vera. Festival de Otoño. Teatro Bellas Artes, 15 de octubre.

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