Derribar o construir

Alfonso Guerra pidió en Carmona, según su portavoz, Tezanos, "crítica constructiva", "mensajes de esperanza" a los intelectuales. Javier Muguerza no comparte que los intelectuales tengan que cumplir esa función "constructiva". "No entiendo muy bien qué es lo que se pide a los intelectuales cuando se les invita a ser constructivos. Una vieja divisa anarquista rezaba: 'Destruir primero para después edificar', y me pregunto en qué medida cabría aplicarla a los intelectuales. No me hago demasiadas ilusiones . sobre su capacidad destructiva, pues no quiero incurrir en megalomanía. Pero soy a...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Alfonso Guerra pidió en Carmona, según su portavoz, Tezanos, "crítica constructiva", "mensajes de esperanza" a los intelectuales. Javier Muguerza no comparte que los intelectuales tengan que cumplir esa función "constructiva". "No entiendo muy bien qué es lo que se pide a los intelectuales cuando se les invita a ser constructivos. Una vieja divisa anarquista rezaba: 'Destruir primero para después edificar', y me pregunto en qué medida cabría aplicarla a los intelectuales. No me hago demasiadas ilusiones . sobre su capacidad destructiva, pues no quiero incurrir en megalomanía. Pero soy aún más escéptico en lo que se refiere a su capacidad de construir. Construir, lo que se dice construir, está más al alcance de los políticos que de los intelectuales, y si los políticos fuesen, además de constructivos, autocríticos, los intelectuales no serían probablemente necesarios, como tampoco lo serían si la ciudadanía estuviese a su vez más habituada al ejercicio de la crítica".No sólo es la era del recelo: es un tiempo de decepción, dice el novelista Luis Landero: "En España pocas veces ha habido tanta solidaridad en torno al poder como en 1982. El desencanto luego fue grande. El poder político ha incumplido las esperanzas de los intelectuales, que confiaron en que, en efecto, se iba a efectuar un rearme moral, la lucha contra la corrupción, el trabajo por una sociedad más justa. Todas las aspiraciones han sido sepultadas y los intelectuales han ido reconociendo las señales inequívocas del poder en el que ahora está instalado".

Más información

José Ramón Rekalde, profesor de la Universidad de Deusto y consejero vascode Educación, todo un modelo de intelectual metido en la política, piensa "que al intelectual cabe exigirle, sobre todo, rigor y valor, y ello en dos tomas de posición que deben enmarcar su cuadro ético: la opción a la violencia y la defensa de la democracia en la sociedad, y en este marco, y a partir de ahí, se le ha de respetar su campo libre de pensamiento. En política, al intelectual le corresponde una triple función: la crítica ética de las actitudes públicas y privadas, la crítica política y la proposición política".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En