El arte soviético, a la conquista de Europa

130 creadores exponen sus obras en dos muestras inauguradas en Holanda

Tres años después de que la sala Sotheby's realizara en Moscú la primera subasta de obras de arte nacionales, los creadores soviéticos contemporáneos irrumpen de nuevo en el circuito internacional. Y lo hacen desde las salas del Museo de Arte Moderno de Amsterdam (Stedelijk), que inauguró el sábado la exposición Dentro y fuera de la URSS, 70 artistas rusos entre 1970 y 1990, promovida por el programa de intercambio cultural firmado por Holanda y la URSS en 1989. Paralelamente, la exposición Hacia el objeto muestra a 60 artistas marginales.

El propio Ministerio de Cultura soviético ha pr...

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Tres años después de que la sala Sotheby's realizara en Moscú la primera subasta de obras de arte nacionales, los creadores soviéticos contemporáneos irrumpen de nuevo en el circuito internacional. Y lo hacen desde las salas del Museo de Arte Moderno de Amsterdam (Stedelijk), que inauguró el sábado la exposición Dentro y fuera de la URSS, 70 artistas rusos entre 1970 y 1990, promovida por el programa de intercambio cultural firmado por Holanda y la URSS en 1989. Paralelamente, la exposición Hacia el objeto muestra a 60 artistas marginales.

El propio Ministerio de Cultura soviético ha preparado esta muestra, que revela los cambios políticos operados en dicho país, capaz ya de reconocer el arte de vanguardia propio. Esta escuela fue borrada de las crónicas oficiales o severamente criticada por su forma poco tradicional de expresarse. De la excelente relación actual que une a la URSS y a Holanda, se ha beneficiado también otra exhibición titulada Hacia el objeto. Una panorámica de la evolución de su uso en los últimos 30 años, a través de los trabajos de 60 artistas marginales.Durante décadas, los creadores soviéticos dependieron de un Estado que podía anular sus esfuerzos si no mantenían los ideales del arte oficial. En 1979, una exposición conjunta ofrecida en Moscú y en el centro George Pompidou de París, recuperó por fin los lazos culturales entre el Oeste y la URSS. "Luego vendrían otras muestras en Estados Unidos, Alemania, Suiza o Italia", señala Willem Beeren, director del Stedelijk. "Pero el impacto más revolucionario fue la presentación de la vanguardia histórica a través del gran pintor Kasimir Malevitch, organizada en nuestra sala en 1988-89 y que viajó luego a Norteamérica".

Emigrantes

Para este nuevo encuentro, Beeren ha recorrido la Unión Soviética en busca de artistas En París y Nueva York, también localizó a los emigrantes del arte soviético, "cuya obra, ahora influida por el exterior mantiene también intactas sus raíces".La pintura monumental de Oleg Tselkov, o las instalaciones de Dmitri Prigov, artista y poeta, representan en este sentido dos ejemplos claros. El primero, instalado en Francia desde 1977, emplea apenas violetas o azules para crear rostros surreales que no sólo evocan la vida en su país de origen. Prigov es uno de los pilares del arte pop soviético, bautizado en 1974 como arte sots por el grupo de llya Kabakov, Eric Bulatov, y los emigrados Vitali Komar y Alexander Melamid. Kabakov dijo de estos artistas que empleaban las formas propagandísticas del realismo socialista para mostrar la mentalidad del "homo sovieticus", confinado en un mundo reducido y miserable.

Durante los cuatro últimos años, también la joven generación de artistas soviéticos ha experimentado grandes cambios. Ya no deben reunirse en pequeños talleres ni organizar exposiciones clandestinas. Van y vuelven del extranjero, y mientras en unos permanece la influencia de Kabakov o Melamid, otros evidencian ya formas de expresión cercanas al arte occidental.

En poco tiempo, el grupo Medical Hermeneutics (Sergei Anufriev, Pavel Pepperslitein y Yuri Lederman) ha organizado sin problemas en Moscú muestras de obras conceptuales. Lo mismo ha sucedido con los componentes del Necro-Realismo (Valeri Morozov, VIadimir Kustov, Igor Bezrukov, Jevgeni Yufit, Andrei Kurmoyartsev y Sergei Barakov), que mezclan el idealismo y lo mundano creando un humor negro antes prohibido. Buena parte de sus obras están ahora colgadas en las salas del Stedelijk.

También para Andrei Erofeev, conservador del museo Tsaritsino de Moscú, presentar Hacia el objeto junto a estos artistas representa un reto. Esta peculiar exposición ocupa el espacio de honor del Stedelift y es la primera vez que abandona el país tras haber sido mostrada en la capital soviética. Según Erofeev, "Son obras que nadie conoce y hemos tratado de reproducir aquí el ambiente de las presentaciones clandestinas donde fueron vistos al principio".

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