La Cuadra triunfa en Nueva York con una versión de la novela 'Crónica de una muerte anunciada'

La adaptación de la obra de García Márquez inauguró el 14º Festival Latino

ENVIADO ESPECIALLo que ocurrió la noche del miércoles en el Public Theater de Nueva York fue algo insólito. Por primera vez, el estreno mundial del espectáculo de una compañía española, en lengua española, en uno de los más prestigiosos escenarios de Nueva York abre la más importante manifestación teatral en lengua española en Estados Unidos: el Festival Latino, en su 14º edición. Y con Crónica de una muerte anunciada, adaptación de la novela de Gabriel García Márquez.

Fue un suceso insólito aunque se trate de Salvador Távora y de La Cuadra de Sevilla. Cierto es que La Cuadra alcanzó mu...

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ENVIADO ESPECIALLo que ocurrió la noche del miércoles en el Public Theater de Nueva York fue algo insólito. Por primera vez, el estreno mundial del espectáculo de una compañía española, en lengua española, en uno de los más prestigiosos escenarios de Nueva York abre la más importante manifestación teatral en lengua española en Estados Unidos: el Festival Latino, en su 14º edición. Y con Crónica de una muerte anunciada, adaptación de la novela de Gabriel García Márquez.

Fue un suceso insólito aunque se trate de Salvador Távora y de La Cuadra de Sevilla. Cierto es que La Cuadra alcanzó muy pronto un prestigio internacional, prácticamente con su primer espectáculo, el hoy ya mítico Quejío (1972), que obtuvo un gran éxito en París.Pero, a diferencia de otros grupos surgidos en aquellos anos que cosecharon un cierto renombre, a veces excesivo, La Cuadra nos ha mantenido asombrados a lo largo de casi 20 años, y su arte ha alcanzado momentos espléndidos que están en la mente de todos, como con Andalucía amarga, y más recientemente Las bacantes. Fueron precisamente Las bacantes, representadas hace tres anos en este mismo escenario del Public Theater de Nueva York, las que le han dado carta blanca a Távora para estrenar su nuevo espectáculo en Nueva York inaugurando el Festival Latino ante un público de productores teatrales norteamericanos, de programadores internacionales y de una crítica de gran audiencia, encabezada por el temido -y respetado- Mel Gussow, del New York Times.

No es de extrañar que Távora se haya encaprichado con la Crónica... del colombiano para llevarla a su teatro. Esa muerte de Santiago Nasar -"nunca hubo una muerte más anunciada", dice el cronista- tiene mucho de encierro y acoso taurino, de sacrificio perpetrado, consentido por un pueblo. Un mundo ritual y trágico.

En opinión de Távora, Santiago Nasar, el sacrificado, "destazado como un cerdo", es la encarnación de una Andalucía, de un andaluz primitivo y universal. En torno a esa muerte, Távora esparce sobre el escenarlo la magia de su teatro. Empezando por el cante: cantes de ¡da y vuelta en los que Colombia se mezcla con Andalucía a través de colombianas y guajiras, para terminar con una alboreá que liga la tragedia. Y siguiendo con el baile: la sombra del muerto, Santiago Nasar, que cruza el espectáculo bailando (el bailaor es el excelente Juan Romero, un histórico de La Cuadra) su propia agonía de enormes mitras cual capirotes. Las imágenes son fuertes, de una gran belleza. La interpretación de la compañía es en general de una gran altura.

El espectáculo podría ser redondo si se modificara el reencuentro, después de veintitantos años, de Ángela Vicario con su esposo, Bayardo San Román, en una noche y gracias. La tardía unión de la mujer repudiada con su marido no está bien resuelta en el espectáculo.

La representación tuvo una acogida inmejorable.

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