DRAMA EN IRÁN

Cerca de 60.000 muertos en Irán en un recuento difícil e interminable

El número de muertos ocasionado por los terremotos que desde el pasa do jueves devastaron las regiones más fértiles de Irán se acerca a las 60.000 personas, y los heridos sobrepasan la cifra de 200.000, según cálculos aproximados de organismos internacionales y de fuentes oficiales iraníes. Otro fuerte seísmo, que alcanzó 5,7 puntos en la escala de Richter, se registró ayer en la provincia de Gilán, duramente castigada por los temblores anteriores, y volvió a provocar el pánico y los derrumbamientos. En 85 horas, los científicos iraníes han detectado un total de 360 temblores.

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El número de muertos ocasionado por los terremotos que desde el pasa do jueves devastaron las regiones más fértiles de Irán se acerca a las 60.000 personas, y los heridos sobrepasan la cifra de 200.000, según cálculos aproximados de organismos internacionales y de fuentes oficiales iraníes. Otro fuerte seísmo, que alcanzó 5,7 puntos en la escala de Richter, se registró ayer en la provincia de Gilán, duramente castigada por los temblores anteriores, y volvió a provocar el pánico y los derrumbamientos. En 85 horas, los científicos iraníes han detectado un total de 360 temblores.

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El nuevo terremoto dificultó las labores de rescate, al quedar cortada la carretera que une Racht y Rudbar, en la zona afectada por las sacudidas telúricas, y que había podido ser abierta al tráfico. Un alto responsable de las operaciones de rescate declaró al periódico Teheran Times que las víctimas mortales aumentan "minuto a minuto", y precisó que en algunos lugares los cadáveres fueron enterrados sin haberse procedido a su recuento.El Centro Geofísico de Teherán informó ayer que el número de temblores detectados desde el jueves se eleva a 360, con una magnitud de 3,8, 3,9 y 4,2 en la escala Richter, en áreas localizadas a 210, 190 y 200 kilómetros de la capital. El terremoto que provocó la mayor destrucción llegó hasta los 7,3 puntos, con un radio de acción intenso de 60 kilómetros y con capacidad para originar nuevos temblores en 500 kilómetros a la redonda.

Es difícil cuantificar el total de personas fallecidas -han sido identificadas 30.000-, como consecuencia de los derrumbamientos y violentos movimientos de tierras que arrasaron las provincias de Gilán y Zanján, en el noroeste del país. Algunas zonas, todavía afectadas por los temblores, son inaccesibles a los equipos de rescate. En Rudbar, por ejemplo, la mitad de sus 20.000 residentes han sido dados por muertos o desaparecidos, y los cuerpos sin vida que logran rescatarse de las montañas de escombros son enterrados sin ningún tipo de control numérico.

La ciudad de Mandjil, a 200 kilómetros de Teherán, fue especialmente castigada por la catástrofe: la totalidad de su infraestructura fue destruida, y el ciento por ciento de sus edificios oficiales quedaron demolidos. Sólo en este agrupamiento urbano se contaron 20.000 muertos y 5.000 heridos. Cada cinco minutos despegan hacia la capital helicópteros con heridos y casos graves.

Se teme que las víctimas sean muchas más cuando los equipos de salvamento, cuya capacidad aumenta progresivamente con la ayuda de emergencia enviada por numerosos Gobiernos y organismos internacionales, lleguen a las pequeñas localidades montañosas situadas cerca del mar Caspio. La catástrofe iraní supera la gravedad del terremoto de 1988 en la República Soviética de Armenia, donde murieron 25.000 personas, según datos oficiales. Una vista aérea de Rudbar y de las poblaciones aledañas demuestra que prácticamente fueron levantadas de sus cimientos. Uno de los pilotos de los helicópteros que trasportan a los heridos dijo: "No creo que una bomba atómica hubiera podido hacer mucho más daño". "Los gritos de dolor", agregó, "son angustiosos, y nosotros no podemos menos que llorar al ver toda esta destrucción".

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El Papa, en su habitual bendición de los domingos, pidió al

360 temblores en 85 horas

mundo que demuestre su solidaridad con los sufrimientos del pueblo iraní. El Ponfífice, según fuentes vaticanas, está profundamenete afectado por la magnitud de la tragedia, y entregó una cantidad de dinero de sus fondos personales para los damnificados.Hamed Essaafi, director de la Oficina de las Naciones Unidas para ayuda en caso de catástrofe (UNDRO) y responsable de la coordinación de las operaciones de socorro en Irán, informó ayer en Ginebra que 23 aviones con material de socorro aterrizaron en Irán y que otros procedentes de más de diez naciones, algunos de ellos con escasos recursos, como Pakistán, Bangladesh o Turquía, lo harían entre ayer y hoy.

Ayuda egipcia

Dos cargueros militares de Egipto, nación que apoyó a Irak en la guerra contra Irán, viajaron ayer hacia Teherán con tiendas de campaña, mantas, comida y conservas, después de una espera de dos días y contactos diplomáticos para recibir la autorización de entrada en el país.

El funcionario de la ONU indicó que Irán, después de los suministros medicos despachados por la República Federal de Alemania (RFA) y España -que fletó varios aviones con equipos-, necesita ahora, para evitar la confusión de los envíos indiscriminados, de ayuda y elementos materiales como grúas o vehículos de desescombro. La comida no figura, en estos momentos, como una de las prioridades más acuciantes.

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