Un polémico libro asegura que Pessoa tenía una personalidad esquizofrénica

El médico Mario Saraiva utiliza la obra del escritor para su diagnóstico

Fernando Pessoa, el monstruo sagrado de las letras portuguesas, hoy consagrado, 50 años después de su muerte, como uno de los gigantes de la literatura universal, era en realidad un psicópata, una personalidad esquizofrénica con rasgos paranoicos, a quien la muerte prematura, a los 47 años, salvó de la demencia completa, según se afirma en el polémico libro El caso clínico de Pessoa, que acaba de publicar en Portugal la editorial Fundamentos.

El libro, escrito por el médico Mario Saraiva, con la colaboración del catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Coimbra Luis Duarte Santos,...

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Fernando Pessoa, el monstruo sagrado de las letras portuguesas, hoy consagrado, 50 años después de su muerte, como uno de los gigantes de la literatura universal, era en realidad un psicópata, una personalidad esquizofrénica con rasgos paranoicos, a quien la muerte prematura, a los 47 años, salvó de la demencia completa, según se afirma en el polémico libro El caso clínico de Pessoa, que acaba de publicar en Portugal la editorial Fundamentos.

El libro, escrito por el médico Mario Saraiva, con la colaboración del catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Coimbra Luis Duarte Santos, provocará sin duda una tempestad de protestas entre la legión de críticos y admiradores del autor del Libro del desasosiego.El autor subraya que no se trata de desacreditar a Pessoa, reduciéndolo a un "pobre loco": la esquizofrenia no da talento a nadie, pero el artista, el creador que padece esta perturbación en algún grado puede "sacar mucho provecho de sus contenidos sintomáticos", asegura Saraiva.

¿No decía Jean Cocteau que "los más equilibrados de los artistas (...) obedecen al misterioso esquizofrénico que vive en ellos" y que "este esquizofrénico asoma la punta de la oreja en Van Gogh"? ¿Y creadores buscaron, confesadamente o no, la inspiración en el alcohol, las drogas psicotrópicas y otros "paraísos artificiales", en "viajes a los infiernos", espontáneos o provocados?, escribe el autor.

Mario Saraiva asegura que "Fernando Pessoa no es lo que se puede llamar un loco", aunque afirme repetidamente lo contrario y fue siempre habitado por el miedo a enloquecer, porque, a pesar de las muchas variaciones cuantitativas y cualitativas entre las perturbaciones mentales, hay una frontera que no se puede traspasar: "Ningún demente dice que lo es".

Saraiva extrae toda la documentación para el diagnóstico del caso Pessoa de la propia obra del poeta. Utiliza, por ejemplo, parte de un autodiagnóstico de Pessoa, que escribe varias veces que "desde el punto de vista psiquiátrico soy un histeroneurasténico, pero felizmente el elemento neurasténico domina y mi histeria es exclusivarnente interior y solamente mía. En la vida conmigo mismo tengo toda la inestabilidad de sentimientos y sensaciones, toda la oscilación de emoción y voluntad que caracterizan la. neurosis proteiforma". Es también el poeta quien describe minuciosamente sus crisis siempre más graves y frecuentes, que lo llevan a aislarse, y el posterior "aprovechamiento" literario de las "cosas sin nexo que van saliendo espontáneamente de lo que siento", "copiando las frases a máquina" (...) "en el Libro del desasosiego, lo que no quita nada de la sinceridad con que las escribo ni de la dolorosa inevitabilidad de lo que siento".

Misterio

Duarte Santos se limita a ordenar, catalogar e identificar los síntomas de las perturbaciones mentales de Pessoa para disipar el supuesto misterio que rodea la vida y la obra del poeta, empezando por el problema de la génesis de los heterónimos, que identifica como producto de la disgregación de la personalidad propia de la esquizofrenia. Diagnóstico que intenta dar una lógica a lo que, visto desde un punto de vista estrictamente literario, parece contradictorio, las fobias, la hipersensibilidad, la impotencia afectiva y sexual, la pasión por el esoterismo, el ocultimo, la astrología...Para el psiquiatra, todos los biógrafos y críticos serios de Pessoa intuyeron el drama, pero les faltaron los conocimientos científicos para llegar a interpretarlo correctamente.

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