Tribuna

Juantxu, hoy te han vuelto a premiar

Hoy le han vuelto a premiar por una buena foto, y no será el último galardón que reciba. A veces me pregunto por qué los seres humanos somos tan insensatos. Juantxu se ha pasado media, vida haciendo fotografías para que sus mejores trabajos se los publiquen precisamente ahora. La otra mitad la cubrió peleándose a diario con personajes que no entienden más que de finanzas, para no poder colocar esos reportajes que tanta ilusión le hubieran dado a cualquier profesional; pero cuando aún se vive.Ya todo el mundo enjugó sus lágrimas, pero seguro que no habremos aprendido la lección porque este plan...

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Hoy le han vuelto a premiar por una buena foto, y no será el último galardón que reciba. A veces me pregunto por qué los seres humanos somos tan insensatos. Juantxu se ha pasado media, vida haciendo fotografías para que sus mejores trabajos se los publiquen precisamente ahora. La otra mitad la cubrió peleándose a diario con personajes que no entienden más que de finanzas, para no poder colocar esos reportajes que tanta ilusión le hubieran dado a cualquier profesional; pero cuando aún se vive.Ya todo el mundo enjugó sus lágrimas, pero seguro que no habremos aprendido la lección porque este planeta es así, sensible y cruel como los temas que él hacía. Venía de un barrio duro y absurdo donde, aprendiendo a sobrevivir, consiguió saber que el mejor bastón era su cámara. Se casó con ella, como debe ser se produjo una simbiosis perfecta. Ya no había vuelta atrás: o te arriesgas o no lo haces. No valen medias tintas. El fue hacia adelante, muy deprisa porque aguantaba el ritmo. Se planteaba los temas como había aprendido de los libros que veía de los diferentes fotógrafos míticos, como Robert Frank. Montaba la estructura del reportaje, adjuntaba diversos datos que intuía para tener un guión previo, dibujaba las fotos en un papel hasta el punto de imaginárselas puestas en página, ponía los Ojos de avellana para no pensar y así sacudirse el miedo a la hora de encarar el tema a realizar, tomaba la foto y siempre se acercaba un poco más para intentar redondearla a la siguiente toma; después observaba los contactos una y otra vez, dejándolos reposar unos días para retomárlos más tarde desde un punto de vista más frío y sin demasiada carga emocional, marcaba ciertas fotografias y exprimía la colección hasta dejarla al límite de imágenes. Si no las había conseguido, guardaba el tema, se cornía el alma y volvía a retomar en silencio el reportaje hasta que lograba tenerlas. No quería la crítica del director de arte; lo tenía dentro.

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Recelo

A nivel personal tenía sus defectos, pero en su profesión los limaba con rapidez. Era un freelance que en su propio país veían con recelo. Reivindicaba, trabajando, el ser independiente, ya que no le gustaban las nóminas ni el mandato de hacer fiestas sociales nocturnas o perseguir a algún que otro personaje que la prensa hace famoso. "Antes de pegar flashazos de esa manera, me meto a traficante de coca... Es más emocionante y se gana más", comentaba a menudo, refiriéndose al trato que en la prensa se da a ciertas fotograflias y fotógrafos. Mientras que en la Europa de mentalidad avanzada al free-lance se le considera un buen profesional, aquí, de los Pirineos hacia abajo, es el colaborador denigrado en trato y en sueldo. Juantxu rompió el molde; ése fue su mérito y su castigo.

El mejor reportaje

Aprendió en la calle y se le ponían los ojos como platos cuando comenzó a trabajar con los fotógrafos de Cover, donde se formó, al igual que muchos otros colegas, y aprendió rápidamente porque le ofrecía además la independencia que tanto buscó. No se conformaba nunca y se planteaba los trabajos como si se tratara del mejor reportaje de su vida, aunque éste fuera una conferencia de prensa o un socavón, algo que infravaloramos la mayoría de los fotógrafos; una buena imagen puede estar también ahí.Personalmente pude observar que no sólo trabajaba con el ojo, sino también con la mentalidad. Como buen profesional -cómo no-, se enfadaba y criticaba a los editores y jefes de fotografia, pues, según él, nunca acertaban con su criterio a la hora de seleccionar las fotograflas que irían posteriormente a la página, ya que éstos no arriesgaban. Y aun así, poseía la tremenda contradicción de decir: "Si no han dado otra imagen es porque no la tienes". ¿Será verdad?.

Carlos de Andrés, fotógrafo, fue compañero de piso de Juantxu Rodríguez.

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