La Unión Soviética reconoce el triunfo de la oposición nicaragüense

EFE El jefe del Departamento para América Latina del Ministerio de Asuntos Exteriores soviético, Yuri Pavlov, declaró a la agencia Novosti que la URSS reconocerá la victoria de la oposición en Nicaragua, una vez que se confirme el triunfo, y que seguirá manteniendo relaciones normales con ese país. Pavlov recordó que su país ya había reflejado anteriormente su postura sobre las elecciones celebradas el domingo en Nicaragua en la declaración conjunta firmada con Estados Unidos tras la visita del secretario de Estado, James Baker, a Moscú este mes.

Pavlov dijo que la declaración contiene ...

EFE El jefe del Departamento para América Latina del Ministerio de Asuntos Exteriores soviético, Yuri Pavlov, declaró a la agencia Novosti que la URSS reconocerá la victoria de la oposición en Nicaragua, una vez que se confirme el triunfo, y que seguirá manteniendo relaciones normales con ese país. Pavlov recordó que su país ya había reflejado anteriormente su postura sobre las elecciones celebradas el domingo en Nicaragua en la declaración conjunta firmada con Estados Unidos tras la visita del secretario de Estado, James Baker, a Moscú este mes.

Pavlov dijo que la declaración contiene el compromiso de ambos países de "respetar los resultados de elecciones libres y justas en Nicaragua y apoyar el respeto del pluralismo y los derechos humanos por parte del Gobierno electo". "Si los resultados finales del sufragio confirman la victoria de la oposición, la URSS no tendrá ningún problema en reconocerla, siempre y cuando los observadores internacionales confirmen el carácter honesto y democrático de las elecciones sostuvo el alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS.

Por su parte, el otro aliado del Frente Sandinista, la dirección cubana liderada por el presidente Fidel Castro, mantenía ayer un cerrado mutismo sobre el resultado electoral nicaragüense. Recientemente Cuba efectuó leves cambios en la estructura política del país que fueron interpretados por los analistas extranjeros como un intento de liberalización política. Castro rechazó estas suposiciones puntualizando que la dirección cubana no estaba dispuesta a renunciar a los principios del marxismo-leninismo rechazando la separación entre los poderes públicos.