EL FIN DE LA GUERRA FRÍA

Cadena humana para exigir democracia

Una cadena humana de unos 1.300 kilómetros atravesó ayer la República Democrática Alemana de norte a sur y de este a oeste para exigir más democracia, tras la convocatoria efectuada por la Iglesia protestante y la organización opositora Nuevo Foro. Los dos principales brazos de esta manifestación el que se extendió entre las ciudades de Sassnitz y Zittay, noreste y sureste de la RDA, respectivamente, y el que unió Schwedt y Hirschberg, en el centro y sur del país- se cruzaron simbólicamente hacia el mediodía en el centro, Berlín Este.

A pesar de las frías temperaturas -por de...

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Una cadena humana de unos 1.300 kilómetros atravesó ayer la República Democrática Alemana de norte a sur y de este a oeste para exigir más democracia, tras la convocatoria efectuada por la Iglesia protestante y la organización opositora Nuevo Foro. Los dos principales brazos de esta manifestación el que se extendió entre las ciudades de Sassnitz y Zittay, noreste y sureste de la RDA, respectivamente, y el que unió Schwedt y Hirschberg, en el centro y sur del país- se cruzaron simbólicamente hacia el mediodía en el centro, Berlín Este.

A pesar de las frías temperaturas -por debajo de los cero grados centígrados-, hombres y mujeres se echaron a la calle con sus hijos para poner de manifiesto su determinación de lograr una rápida democratización del país y exigir la marcha del actual máximo dirigente, Egon Krenz.

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"Queremos el desarrollo de elecciones libres para que puedan participar en ellas nuevas fuerzas políticas", explicaba en Dresde una madre de familia que trabaja como encargada del control de calidad en una empresa de la ciudad y que asegura no pertenecer a ninguna organización política, ni siquiera a Nuevo Foro.

.¿La democratización que han prometido? El partido comunista sigue siendo el dueño absoluto en las empresas", afirmaba un ingeniero químico que también participaba en la protesta y que considera que la población se halla decepcionada porque los cambios no se desarrollan con rapidez.

Mientras, en Leipzig, unas 5.000 personas asistían a un concierto del cantautor Wolf Biermann, que regresó a la RDA este fin de semana del exilio y tras haber permanecido prohibida su aparición en los escenarios de su país en los últimos 25 años. El artista, conocido como el juglar rojo, que ya había actuado con gran éxito el sábado en Berlín Este, volvió a ondear ayer la bandera con los símbolos del marxismo-leninismo al tiempo que entonaba cantos tanto contra el ex dirigente Erick Honecker como su sucesor, Krenz, que fueron retransmitidos en directo por una emisora pública.

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"Oye, Krenz, entusiasta combatiente de la guerra fría, no me creo ni una palabra de lo que dices", decía una de las baladas, que suscitó tal entusiasmo entre el público que obligó al cantante a interrumpir su actuación en varias ocasiones. Wolf también calificó a Krenz como "el imbécil del comité central, el que sonríe siempre", y se refirió a Honecker como el aquejado de "sífilis estalinista".

Por otra parte, la agencia ADN informó del comienzo de una huelga de hambre indefinida de los presos de la cárcel de la ciudad de Bautzen, en el sur del país. Los detenidos, en su mayoría presos comunes, exigen una amnistía, así como una mejora de las condiciones en la cárcel. Todos ellos consideran una injusticia permanecer en la cárcel mientras que los ex dirigentes del partido comunista siguen en libertad.

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