LA MAFIA DE LA DROGA

"El bueno más bueno"

Lo que ocurrió en Necoclí, una población del Caribe colombiano, a finales de la década de los 70, ilustra lo que a lo largo y ancho de Colombia sucedía por entonces. Un día llegó al pequeño poblado un misterioso hombre. Lo primero que hizo fue regalar un jeep al cura párroco y una fuerte suma de dinero para construir un hospital. Luego contrató a todos los hombres del pueblo. Les ofreció sueldos tres veces superiores a los que recibían como jornaleros del campo o como pescadores. Los hombres dejaron sus viejos trabajos, aprendieron albañilería y se vieron en la tarea de construir la mansió...

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Lo que ocurrió en Necoclí, una población del Caribe colombiano, a finales de la década de los 70, ilustra lo que a lo largo y ancho de Colombia sucedía por entonces. Un día llegó al pequeño poblado un misterioso hombre. Lo primero que hizo fue regalar un jeep al cura párroco y una fuerte suma de dinero para construir un hospital. Luego contrató a todos los hombres del pueblo. Les ofreció sueldos tres veces superiores a los que recibían como jornaleros del campo o como pescadores. Los hombres dejaron sus viejos trabajos, aprendieron albañilería y se vieron en la tarea de construir la mansión del "rico más rico de Colombia, del bueno más bueno de Colombia", como ellos mismos llamaban a su patrón. Hace pocos días esta hacienda fue allanada. Tenía helipuerto, aeropuerto y hasta una caballeriza enmoquetada.Muy pocos protestaron ante este ingreso en sociedad de la mafia. Entre las voces que se escucharon en contra se recuerda la de las directivas del Club Colombia de la ciudad de Cali. Prohibieron la entrada a todos los integrantes del cártel de Cali. Uno de ellos construyó entonces una casa idéntica a la del exclusivo Club Colombia.

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Durante los Gobiernos de los liberales Alfonso López y Julio César Turbay, el poder de la mafia empezó a cimentarse y nadie dijo nada; nadie hizo nada por detenerlo. "Lo que puso punto final a esta etapa de subyugación general ante el encanto de la mafia fue el deseo de sus jefes de entrar de lleno al mundo de la política. La clase dirigente tradicional, muchos de cuyos miembros habían asistido a sus cócteles y habían aceptado sus regalos, se sintieron en franca desventaja. Muchos querían seguir recibiendo favores, pero sin poner en peligro sus escaños en el Parlamento", dijo a EL PAÍS un parlamentario. El sector que enfrentó con decisión este fenómeno, que ponía en jaque a la democracia colombiana, fue el nuevo liberalismo. El jefe y fundador de este movimiento, Luis Carlos Galán Sarmiento, murió asesinado hace diez días por las balas de la mafia.

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