CAMBIO Y AGITACIÓN EN EL MUNDO COMUNISTA

Yakovlev: "Adiós al paraíso"

Alexander YakovIev, el miembro del Politburó considerado el cerebro del reformismo en la Unión Soviética, ha rechazado la idea de la revolución como la puerta de un paraíso liberador y la justificación téorica de la violencia en un importante discurso ideológico pronunciado con ocasión del bicentenario de la Revolución Francesa.El discurso, pronunciado el 11 de julio y conocido ahora, es, en opinión de diferentes observadores, un hito en la ruptura de los clichés marxistas-leninistas imperantes hasta hace poco. YakovIev efectúa un claro paralelismo entre la Revolución Francesa y la de Octubre ...

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Alexander YakovIev, el miembro del Politburó considerado el cerebro del reformismo en la Unión Soviética, ha rechazado la idea de la revolución como la puerta de un paraíso liberador y la justificación téorica de la violencia en un importante discurso ideológico pronunciado con ocasión del bicentenario de la Revolución Francesa.El discurso, pronunciado el 11 de julio y conocido ahora, es, en opinión de diferentes observadores, un hito en la ruptura de los clichés marxistas-leninistas imperantes hasta hace poco. YakovIev efectúa un claro paralelismo entre la Revolución Francesa y la de Octubre para defender los intereses de la humanidad sobre los de clase. "Creo", dice Yakovlev, "que nunca llegará un tiempo en el que se pueda decir que los derechos y las libertades individuales han llegado a la perfección y que su movimiento y desarrollo se ha parado. En este sentido, el problema de los derechos humanos es eterno, como eterna es la cuestión sobre los límites del progreso de la humanidad".

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YakovIev admite que en la Revolución de Octubre hubo una gran "Idealización del terror" y que el estalinismo se saldó con " ríos de sangre inocente". "No se ha de volver a pagar con sangre y sufrimiento por la falta de conocimientos sociales y mucho menos por el egoísmo de grupo de quien sea".

El dirigente soviético se plantea el problema de las fronteras de la acción revolucionaria, aquella línea mágica", escribe, a partir de la cual el anhelo de una organización racional y moral de la vida empieza de hecho a negarse a sí mismo con los métodos inmorales para lograr los fines".

"El espíritu del mesianismo se observa prácticamente en todas las grandes revoluciones cuando la clase ascendente pretende ser la liberadora de la humanidad, pero en la práctica se libera ella sola", señala.

"El romanticismo revolucionario", añade YakovIev, "impedía ver de forma realista el lado antihumano de los acontecimientos. No se valoró que cualquier tempestad social tiene una posibilidad objetiva de levantar a las fuerzas sociales sanas y activar al lumpen social, peligroso en períodos de cambios y conmociones revolucionarios".

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