Vargas Llosa promete guardar un espacio privado para dedicarse a la literatura

El escritor abrió la universidad de verano de El Escorial

"Las novelas se escriben para que los seres humanos tengan las vidas que no se resignan a no tener", dijo el escritor peruano Mario Vargas Llosa en la inauguración de los cursos de verano de la universidad Complutense de Madrid, que se desarrollan en El Escorial, en una conferencia sobre La verdad de las mentiras, en la que abordó el viejo problema de la verdad de la ficción y la eventual inutilidad de la realidad.

La presencia de Mario Vargas Llosa en El Escorial se debió a la inauguración de un curso dedicado a él y a su obra, dirigido por Rafael Conte. Según dijo en la única pregunta...

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"Las novelas se escriben para que los seres humanos tengan las vidas que no se resignan a no tener", dijo el escritor peruano Mario Vargas Llosa en la inauguración de los cursos de verano de la universidad Complutense de Madrid, que se desarrollan en El Escorial, en una conferencia sobre La verdad de las mentiras, en la que abordó el viejo problema de la verdad de la ficción y la eventual inutilidad de la realidad.

La presencia de Mario Vargas Llosa en El Escorial se debió a la inauguración de un curso dedicado a él y a su obra, dirigido por Rafael Conte. Según dijo en la única pregunta relativa a su literatura que se le hizo durante una rueda de prensa celebrada por la mañana, el escritor intentará guardar un espacio privado para la literatura incluso en el caso de que sea elegido presidente del Perú, aunque es consciente de que la política es una actividad tan excluyente como la literatura. Vargas Llosa insistió en su idea de que un ciudadano sólo puede prescindir de la política en las democracias avanzadas, pero no en un país como el suyo, donde están en juego permanente conceptos como libertad y democracia."SI las novelas son ciertas o falsas importa a cierta gente tanto como que sean buenas o malas y muchos lectores hacen depender lo segundo de lo primero", dijo Vargas Llosa en su conferencia. Citó el ejemplo de los inquisidores españoles que durante tres siglos prohibieron que se importaran o publicaran novelas en las colonias hispanoamericanas con el argumento de que esos libros podían perjudiciar la salud espiritual de los indios.

"En efecto, las novelas mienten -no pueden hacer otra cosa- pero ésa es sólo una parte de la historia. La otra es que, mintiendo, expresan una curiosa verdad, que sólo puede expresarse disimulada y encubierta, disfrazada de lo que no es". Para aplacar el apetito de los hombres -que no están contentos- nacieron las ficciones, que "se escriben y se leen para que los seres humanos tengan las vidas que no se resignan a no tener".

Transformar la vida

Por lo demás, "no se escriben novelas para contar la vida, sino para transformarla, añadiéndole algo". Incluso en el hecho de que se consiga la aburrida proeza de narrar sólo hechos ciertos y describir personajes de biografía exacta, las novelas de Vargas Llosa "no hubieran sido por eso menos mentirosas o más ciertas de lo que son. Porque no es la anécdota lo que en esencia decide la verdad o la mentira de una ficción. Sino que ella sea escrita, no vivida, que esté hecha de palabras y no de experiencias concretas. Al traducirse en palabras los hechos sufren una profunda modificación. El hecho real es uno en tanto que los signos que podrían describirlos son innumerables".

La diferencia que hay entre una ficción y un reportaje periodístico o un libro de Historia estriba en que son sistemas opuestos de aproximación a lo real. En tanto que la novela se rebela y transgrede la vida, la historia y el reportaje no pueden "dejar de ser sus siervos". "La noción de verdad o mentira funciona de manera distinta en cada caso. Para el periodismo o la historia, la verdad depende del cotejo entre lo escrito y la realidad que lo inspira". Por el contrario, "la verdad de la novela depende de su propia capacidad de persuasión, de la fuerza comunicativa de su fantasía, de la habilidad de su magia. Toda buena novela dice la verdad y toda mala novela miente". Porque decir la verdad para una novela significa hacer vivir al lector una ilusión y mentir, ser incapaz de lograr esa superchería. La novela es, así, un género amoral para la cual verdad o mentira son conceptos exclusivamente estéticos. Sin ilusión no hay novela", concluyó el escritor peruano.

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