LA MAESTRANZA

Éxito de Pepe Luis Martín

Pepe Luis Martín tenía el santo de espaldas en la Maestranza. En sus dos primeras actuaciones fue herido al entrar a matar a sus primeros toros. Al malagueño, en su tercera comparecencia, los hados le fueron favorables y tuvo una meritoria actuación. Le correspondio e mejor lote y supo aprovecharlo. Toreó su primero a la verónica en dos quites, con hondura y sabor. Banderilleó a sus dos enemigos. Con brillantez el primero, gananándole muy guapamente la cara, y con poco acierto el segundo. Toreó a aquel con gusto y verdad, en los ayudados por alto y por bajo, en los redondos y en los naturales,...

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Pepe Luis Martín tenía el santo de espaldas en la Maestranza. En sus dos primeras actuaciones fue herido al entrar a matar a sus primeros toros. Al malagueño, en su tercera comparecencia, los hados le fueron favorables y tuvo una meritoria actuación. Le correspondio e mejor lote y supo aprovecharlo. Toreó su primero a la verónica en dos quites, con hondura y sabor. Banderilleó a sus dos enemigos. Con brillantez el primero, gananándole muy guapamente la cara, y con poco acierto el segundo. Toreó a aquel con gusto y verdad, en los ayudados por alto y por bajo, en los redondos y en los naturales, todo muy ligado y muy bien rematado. En el quinto, con nobleza, pero con mucha casta, alternó buenos muletazos por la izquierda con redondos ora acelerados, ora con enganchones.Debutaban Soro Il y Vicente Bejarano. El valenciano tiene oficio pero la estética sufre por mor de la ausencia de naturalidad. Todo resulta, en su quehacer, forzado y tenso. Algunas veces los muletazos le salen templados y con mando, pero carentes de belleza.

El Torero / Soro, Martín, Bejarano

Novillos de El Torero de aceptable presentación y bravos en general. Soro ll: palmas; ovación. Pepe Luis Martín: oreja; aviso y vuelta; salió a hombros. Vicente Bejarano: ovación; palmas. Plaza de la Maestranza, 18 de junio.

Bejarano, de La Puebla del Río, demostró en su primero que es muy valiente al aguantar impávido los parones del novillo. En el sexto, más toreable, aunque no boyante, puso de manifiesto lo mucho que le queda por aprender. No consiguió dar un solo muletazo con limpieza. Pero con el valor y las maneras que posee, puede augurársele un futuro optimista cuando adquiera oficio. Toreó con mucho coraje a la verónica al último, hasta el punto de arrancar, exageradamente, los sones de la banda.

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