Huelga 'heavy'

Poco más de 500 personas se dieron cita en un desangelado pabellón del Real Madrid, aguantando las seis horas del concierto. Muro fueron los primeros en salir. Presentaron las canciones de su nuevo elepé, cantado en inglés con el volumen y la velocidad instrumental que caracteriza su estilo, el speed metal.Después de 14 años como grupo, Ñu dejaron claro que la constancia es su mejor virtud. Algo desfasados, lograron un magnífico sonido que permitió apreciar la calidad de Gero, un guitarrista de rápida digitación y sorprendente buen gusto.

El grupo soviético Kruiz fue la so...

Poco más de 500 personas se dieron cita en un desangelado pabellón del Real Madrid, aguantando las seis horas del concierto. Muro fueron los primeros en salir. Presentaron las canciones de su nuevo elepé, cantado en inglés con el volumen y la velocidad instrumental que caracteriza su estilo, el speed metal.Después de 14 años como grupo, Ñu dejaron claro que la constancia es su mejor virtud. Algo desfasados, lograron un magnífico sonido que permitió apreciar la calidad de Gero, un guitarrista de rápida digitación y sorprendente buen gusto.

El grupo soviético Kruiz fue la sorpresa: entregados con pasión al escasísimo público, fueron los menos heavy del cartel, acercándose al rock para adultos de bandas como Boston o Journey. Magníficos instrumentistas, centraron su repertorio en los temas de su álbum número 15.

Cuando Obús comenzaron su actuación, mucha gente abandonaba el pabellón para poder coger el último metro. Así, un concierto muy profesional, tan serio como la presencia del cantante de la banda, el carismático Fortu Sánchez, se limitó a ser un ensayo con público, con poco público.