Faltan vocaciones

F. A.,Las especialidades más necesarias para el lustro que empezó ayer mismo son las de auxiliar técntico de obra, encargado, capataz, albañil, encofrador, ferrallista, montador de tuberías, yesero, soldador y alicatador.

Los estudios realizados por la CCOC, junto a los empresarios, del sector, indican que la formación de un oficial de segunda de la construcción en los cursos de formación ocupacional, requiere un mínimo de 1.000 horas que, además, son bastante más caras que las dedicidas a formar un peluquero o un informático ya que se consume una cantidad mayor de material y esp...

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F. A.,Las especialidades más necesarias para el lustro que empezó ayer mismo son las de auxiliar técntico de obra, encargado, capataz, albañil, encofrador, ferrallista, montador de tuberías, yesero, soldador y alicatador.

Los estudios realizados por la CCOC, junto a los empresarios, del sector, indican que la formación de un oficial de segunda de la construcción en los cursos de formación ocupacional, requiere un mínimo de 1.000 horas que, además, son bastante más caras que las dedicidas a formar un peluquero o un informático ya que se consume una cantidad mayor de material y espacio.

El número de horas se eleva a 1.500 para conseguir un oficia de primera. Ahora bien, los cursos que imparten el INEM o el Departamento de Trabajo de la Generalitat, cofinanciados con el Fondo Social Europeo (FSE) oscilan entre las 200 y las 250 horas y son, por consiguiente, totalmente insuficientes para formar un albañil cualificado.

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Para Rafael Romero, economista de la CCOC, los problemas relacionados con la formación profesional de la construcción son diversos. En primer lugar, la falta de consideración del trabajo. Si hay diversos cursos, los de albañil, yesero o encofrador son los últimos que se cogen. Pero, además, los planes de estudio se hallan muy alejados de la formación necesaria para rendir en la obra. Por otra parte, la caída de empleos en el sector durante los últimos años no actúa precisamente como acicate para atraer jóvenes hacia la construcción. Y, sin embargo, las empresas ofrecen puestos de trabajo y sueldos altos. Según los empresarios, un buen encofrador puede estar cobrando en estos momentos, en Barcelona, hasta 400.000 pesetas al mes.

El descenso del empleo ha actuado también en otra dirección: al no fomentar la incorporación de nueva mano de obra, ha impedido la formación por la vía directa de nuevos profesionales, de forma que la media de edad es una de las más altas del conjunto del mercado de empleo en España.

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