Polémica en Portugal por una "feria de la cultura"

La iniciativa de la Asociación Industrial Portuguesa (AIP) y de la Secretaría de Estado de la Cultura de reunir, del 14 al 22 de diciembre, en la Feria de las Industrias de Lisboa a 230 expositores de las llamadas industrias culturales (editoras, radios, cine, televisión, vídeos, fotografía, publicidad, artesanía, etcétera) está provocando una polémica que parece garantizar la afluencia del público a las diversas actividades y espectáculos incluidos en el programa de animación de la feria.Un programa ecléctico y complejo que abarca espectáculos musicales, de baile y de circo, muestras d...

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La iniciativa de la Asociación Industrial Portuguesa (AIP) y de la Secretaría de Estado de la Cultura de reunir, del 14 al 22 de diciembre, en la Feria de las Industrias de Lisboa a 230 expositores de las llamadas industrias culturales (editoras, radios, cine, televisión, vídeos, fotografía, publicidad, artesanía, etcétera) está provocando una polémica que parece garantizar la afluencia del público a las diversas actividades y espectáculos incluidos en el programa de animación de la feria.Un programa ecléctico y complejo que abarca espectáculos musicales, de baile y de circo, muestras de cine y de teatro, recitales de poesía, conciertos, música coral y un ciclo de conferencias sobre las nuevas culturas.

Acogida con reservas y fuertes críticas por artistas que, a pesar de confesarse poco informados acerca de la organización de la feria y curiosos de las reacciones del público, condenan la creciente "manipulación del arte como producto comercial e instrumento político", la Primera Feria de las Industrias de la Cultura cuenta con una adhesión entusiasta de los empresarios, de las editoriales a los galeristas y marchantes, que insisten sobre la necesidad de la mercadotecnia y de las técnicas industriales para la divulgación de la cultura.

Según los promotores de la iniciativa, es necesario dejar de encarar la cultura como una actividad etérea, diferente, separada de las demás manifestaciones sociales. Hay máquinas, hay empresas, intereses, negocios. Son necesarias inversiones y en las sociedades posindustriales el sector cultural da trabajo a un número creciente de personas, es un sector generador de empleos. No es ninguna deshonra para los artistas que sus creaciones sean ofrecidas al público en el mismo local donde éste se acostumbró ya a acudir para informarse acerca de los últimos modelos de coches, electrodomésticos, juguetes, confecciones o material de acampada.

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