Actriz rebajada a marioneta
A Whoopi Goldberg, la emocionante heroína de El color púrpura, los programadores de su carrera le están convirtiendo en una seudoheroína de mal comic y de peor telefilme. Su encasillamiento ofrece rasgos tan elementales y se le nota tan evidentemente rebuscado, que el inolvidable gesto de la actriz de Steven Spielberg se está convirtiendo en mueca de una marioneta.Se trata de hacer pasar a una muchacha atractiva, pero físicamente no bella, con aspecto desmañado y torpón, por todo lo contrario. Es una nueva versión del viejo truco genérico de la fea bella, de la torpe mañosa o de ...
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A Whoopi Goldberg, la emocionante heroína de El color púrpura, los programadores de su carrera le están convirtiendo en una seudoheroína de mal comic y de peor telefilme. Su encasillamiento ofrece rasgos tan elementales y se le nota tan evidentemente rebuscado, que el inolvidable gesto de la actriz de Steven Spielberg se está convirtiendo en mueca de una marioneta.Se trata de hacer pasar a una muchacha atractiva, pero físicamente no bella, con aspecto desmañado y torpón, por todo lo contrario. Es una nueva versión del viejo truco genérico de la fea bella, de la torpe mañosa o de la tonta lista, que alcanzó en las tradiciones de la comedia norteamericana. algunos ejemplos egregios, como el de Judy Holliday.
Belleza mortal
Dirección: Tom Holland. Guión: H. Henkin y D. Reisner. Fotografía: D. Walsh. Estados Unidos, 1988. Interpretes: Whoopi Goldberg, Sam Elliot, Ruben Blades. Cines Bulevar. La Vaguada, Alcalá.
Para que estas cosas funcionen se requiere un guión bien calculado y un director habilidoso, que sepa extraer el jugo a la diva. No es este el caso. La inhabilidad del híbrido guión de Belleza mortal es evidentísima y su traductor a imágenes no pasa de ser un simple servidor de los aspectos más resultones de la actriz, sin extraer de ella ninguno de los rasgos de su probado talento.