Crítica:DANZA

Velada variada y sabrosa

La compañía de Leningrado que ha estado llenando el Nuevo Apolo durante las últimas dos semanas con sus desiguales representaciones de los clásicos (Cascanueces, en el estreno, resultó flojo y desangelado) y su Romeo y Julieta propio, presentó el lunes una Gala de estrellas con un programa variado que proporcionó una insólita y bien venida ocasión para contemplar algunos ballets cortos del repertorio ruso y de otras escuelas, así como extractos, también variados e infrecuentes, de ballets más largos y fragmentos más tópicos, como La bella durmiente o e...

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La compañía de Leningrado que ha estado llenando el Nuevo Apolo durante las últimas dos semanas con sus desiguales representaciones de los clásicos (Cascanueces, en el estreno, resultó flojo y desangelado) y su Romeo y Julieta propio, presentó el lunes una Gala de estrellas con un programa variado que proporcionó una insólita y bien venida ocasión para contemplar algunos ballets cortos del repertorio ruso y de otras escuelas, así como extractos, también variados e infrecuentes, de ballets más largos y fragmentos más tópicos, como La bella durmiente o el inevitable Don Quijote, estas últimas en interpretaciones supuestamente estelares pero desprovistas de brillantez.En el Festival de las flores en Genzano, de Bournonville, los solistas Olga Lijovskaya y Kiryl Menlikov, la pareja joven del Kirov -de las dos que han venido con el Malegot- sí se lució, y el cuerpo de baile supo darle el brío y la alegría imprescindibles.

Ballet Malegot de Leningrado

Gala concierto. Teatro Nuevo Apolo. Madrid, 19 de septiembre.

Más interés, por más auténtico y desconocido en esta plaza, Alto de caballería, una de las decenas de ballets de Petipas (sobre música de Armsheimer) que casi nunca se dan fuera de Rusia. Ballet en un acto, intrascendente y de diversión, tiene de admirable la sencillez con que se desenvuelve la trama, sin pretensiones, y la cantidad de papeles para distintos tipos de bailarines con que se enriquece el baile, algo que se ha perdido casi totalmente en el ballet actual. Las dos bailarinas estuvieron espléndidas y los hombres cumplieron con desenvoltura sus papeles.

El paso a tres de Die puppenfee -el ballet vienés de Hasreiter sobre música de Joseph Bayer-, que se incorporó muy pronto al repertorio ruso y fue el antecedente directo de La boutique fantasque de Massine, no tuvo excesivo interés, aunque fue bien bailado por los solistas del Malegot, pero sí el paso a dos de Le papillon, originalmente coreografiado por Marie Taglioni (música de Offenbach en 1861, todavía en la línea de los primeros ballets románticos). El baile de los zuecos, de La hija mal guardada, de Dauverbal, fue bailado con gracia por los cuatro hombres.

El Malegot presentó además un extracto de Macbeth dificultoso y modernizante, que fue muy aplaudido. Hay que lamentar la edición de los programas, donde no se ofrece información.

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