El Papa acusa a Pretoria de desestabilizar el Africa austral

Juan Pablo II acusó ayer a Suráfrica, aunque sin citarla expresamente, de desestabilizar a sus vecinos africanos, en el primer día de la gira papal en este continente. El contenido antiapartheid de esta gira del Pontífice se puso ya de relieve horas antes, cuando a bordo del avión que le trasladaba del Roma a Harare respondió a preguntas de EL PAÍS que iba a manifestarse sobre el tema de Nelson Mandela, líder encarcelado del Congreso Nacional Africano (ANC), en lucha contra el régimen racista de Pretoria.

"Numerosas fuerzas políticas, económicas e ideológicas ponen en peligro la aún frá...

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Juan Pablo II acusó ayer a Suráfrica, aunque sin citarla expresamente, de desestabilizar a sus vecinos africanos, en el primer día de la gira papal en este continente. El contenido antiapartheid de esta gira del Pontífice se puso ya de relieve horas antes, cuando a bordo del avión que le trasladaba del Roma a Harare respondió a preguntas de EL PAÍS que iba a manifestarse sobre el tema de Nelson Mandela, líder encarcelado del Congreso Nacional Africano (ANC), en lucha contra el régimen racista de Pretoria.

"Numerosas fuerzas políticas, económicas e ideológicas ponen en peligro la aún frágil estabilidad de países que sólo están empezando a consolidar su recientemente adquirida independencia", dijo el Papa. "Estas fuerzas impiden la autodeterminación de los pueblos y fomentan conflictos ideológicos y tribales impidiendo los procesos de desarrollo", añadió. Este esperado alegato contra la política de Suráfrica se preveía para el acto posterior al recibimiento del Papa por Robert Mugabe, presidente de Zimbabue. En concreto, para el encuentro con todos los obispos de la región meridional de Africa que se celebró también en la capital de Zimbabue, Harare.Ante los prelados, Juan Pablo II urgió a una rápida solución para la descolonización de Namibia y su acceso a la independencia.

En las dos intervenciones de ayer, Carol Wojtyla reconoció estructuras de profunda injusticia en el apartheid, aunque destacó que no deben ser combatidas la violencia. "Ellos [las partes en conflicto] tienen el deber resolver sus diferencias por medios pacíficos", añadió el Papa.

Las críticas a Suráfrica contrastaron con las alabanzas al régimen de Harare. Ante un satisfecho Mugabe -que se declara católico y al tiempo marxista pragmático-, el Papa puso a Zimbabue como ejemplo de nación a admirar, ya que ha demostrado que es posible "construir un futuro mejor sobre las bases de la justicia y de la fraternidad en Dios, sin discriminación". Sus palabras son un prólogo que permite esperar de este viaje un decidido apoyo a la independencia de los países que sufren la influencia política, y la presión militar y económica surafricana.

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