Un fabulador

Atrapamos a Pedro Almodóvar, uno de los hombres más solicitados por los periodistas este último día de la fiesta del Lido veneciano, casi a la misma puerta del Palazzo del Cinema, en el que se ha guardado en el bolsillo las mayores ovaciones.Pregunta. ¿No le parece paradójico que le premien por el guión precisamente a usted, que no ha sido considerado por la crítica española un buen guionista?

Respuesta. Yo tengo mucha capacidad para fabular, lo sé. Pero escribir guiones es algo más o algo distinto que fabular. Hace falta técnica. Yo creo que he padecido siempre de exceso ...

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Atrapamos a Pedro Almodóvar, uno de los hombres más solicitados por los periodistas este último día de la fiesta del Lido veneciano, casi a la misma puerta del Palazzo del Cinema, en el que se ha guardado en el bolsillo las mayores ovaciones.Pregunta. ¿No le parece paradójico que le premien por el guión precisamente a usted, que no ha sido considerado por la crítica española un buen guionista?

Respuesta. Yo tengo mucha capacidad para fabular, lo sé. Pero escribir guiones es algo más o algo distinto que fabular. Hace falta técnica. Yo creo que he padecido siempre de exceso de ideas, y de esta inflación de imaginación fabuladora se resienten mis películas. Ahora creo que ya comienzo a dominar este exceso. Lo que importa es que tengo la convicción de que hay en mi cabeza historias que merecen contarse y que tengo un punto de vista personal para contarlas. La chispa no es aprendible, pero la técnica, sí.

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P. ¿Considera Almodóvar que ha sido discriminado en este curioso reparto de premios de la Mostra veneciana?

R. No. No he visto las otras películas, y además yo no venía aquí con tantas ínfulas y ánimos como me han atribuido. No venía a arrasar, y no he arrasado, sino a participar. En realidad no llegué con demasiadas ilusiones. Pero resulta que aquí la cosa estaba muy seria y muy embrollada por todos los follones relacionados con la película de Scorsese, la política y demás solemnidades, y entonces dio la casualidad de que, sin premeditarlo, animamos un poco el cotarro. Por ello no me siento discriminado en este reparto de premios, sino muy contento de haberme llevado uno.

P. Mujeres al borde de un ataque de nervios une el cine moderno con las tradiciones más estrictas de la comedia clásica. Esto hay quien lo considera un asunto menor.

R. No es un asunto menor, ni mucho menos. La comedia es un género grande y profundo, porque es el único que no cuenta lo que se ve en la pantalla, sino otra cosa. Y tampoco es un género ambiguo. Yo diría que no lo es en absoluto. He querido hacer deliberadamente una comedia, y ya es hora de que se enteren de que la comedia es lo más difícil de hacer en cine, porque exige una precisión absoluta; cualquier titubeo en el tempo es mortal para la comedia. Y lo vital para ella es contar con actores capacitados para hacerlo, que son escasos y no se improvisan.

P. Almodóvar ha dicho que por ahora quiere seguir haciendo cine en su idioma, en castellano, y no caer en la tentación de ir a Hollywood, que no cesa de hacerle propuestas de trabajo.

R. Si, lo he dicho. La verdad es que tengo mucho miedo al sistema de producción de Hollywood, a que éste me haga perder una identidad que me estoy haciendo paso a paso. ¿Por qué? Porque mis películas están construidas con detalles íntimos. No es que yo cuente mi vida en ellas, sino que me sirvo para componerla de las trivialidades más transparentes de la vida cotidiana que conozco. Y esto no lo voy a encontrar por ahí fuera, y temo ponerme a rodar una película sin mi materia habitual.

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