La correspondencia de Joseph Conrad retrata la vida literaria en el cambio de siglo

Próxima edición de 200 cartas del autor de 'Lord Jim' dirigidas a su agente

Las cartas de Joseph Conrad (1857-1924) a su agente y amigos insignes de la literatura, que pronto van a publicarse, ofrecen un retrato revelador de lo que fue la vida entre los residentes en el universo de la literatura tal y como existieron en la Gran Bretaña de principios del siglo XX. La mayor parte de esta correspondencia, formada por unas 200 cartas, está dirigida al agente de Joseph Conrad, James Brand Pinker.

Las cartas están llenas de referencias a obras de Conrad tales como Heart of darkness (El corazón de las tinieblas), Lord Jim y Nostromo, así como a algunos estimado...

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Las cartas de Joseph Conrad (1857-1924) a su agente y amigos insignes de la literatura, que pronto van a publicarse, ofrecen un retrato revelador de lo que fue la vida entre los residentes en el universo de la literatura tal y como existieron en la Gran Bretaña de principios del siglo XX. La mayor parte de esta correspondencia, formada por unas 200 cartas, está dirigida al agente de Joseph Conrad, James Brand Pinker.

Las cartas están llenas de referencias a obras de Conrad tales como Heart of darkness (El corazón de las tinieblas), Lord Jim y Nostromo, así como a algunos estimados clientes de su agente, como Ford Maddox Ford, Henry James, H. G. Wells, Arnold Bennett, D. H. Lawrence y Stephen Crane, de los que el último, que era norteamericano, vivió sus últimos años en Inglaterra. En las casi 200 cartas Conrad ofrece opiniones acerca de algunos de sus contemporáneos.Conrad escribió al escultor Jacob Epstein sobre Lawrence: "Comenzó bien, pero luego se equivocó al escribir cosas asquerosas, nada más que obscenidades." El escritor admiraba a Crane como "un gran impresionista", pero le preocupaba que Crane pudiera equivocarse. Crane, por su parte, adoraba a Conrad. El novelista de origen polaco ensalzaba a su amigo John Galsworthy, quien a menudo le prestó dinero sin esperanza de recuperarlo, por tener un "carácter" tal que incluso era capaz de ignorar las críticas a su trabajo en The Times.

Wells, según Conrad, era "claro, cortante y chispeante; la estimulante antorcha intelectual de Wells que a todos nos hará muchísimo bien". La visión futurista de Wells impresionó tanto a Conrad que le dedicó The secret agent (El agente secreto), considerada como una de las novelas de suspense psicológico más importante jamás escrita, y señaló que su "sencillo relato" estaba "cariñosamente dedicado" al "historiador de los tiempos venideros".

En cuanto a Henry James,considerado como el novelista más importante en la Inglaterra de la época, Conrad lo describió como "notre bon maître" e hizo una valorac: ' ión de él para la North American Review. Conrad leía todo lo que escribía James. Sus cartas indican que suspiraba porque James aprobara sus propios escritos.

Una y otra vez en su correspondencia Conrad lisonjea, se disculpa y pide más dinero y estilográficas a Pinker. "Si me pudieras adelantar 50 libras", dice en una de las cartas, "me encaminarías hacia el feliz desenlace de tus problemas". "Por favor", suplica en otro texto, .mándame dos estilográficas. He roto la mía al tirarla por la ventana de un tercer piso. No sé cuál es la mejor marca, Waterman, Swan u otra. Quiero algo realmente bueno".

Hay detalles íntimos a lo largo de toda la colección. En 1906, cuando Conrad comenzaba a desarrollar una historia corta que tituló provisionalmente Verloc, escribió una de sus acostumbradas peticiones a Pinker para un adelanto de unas cuantas libras, en esta ocasión desde un hotel en Francia. En una nota al margen hizo otra demanda muy usual, pidiendo a su agente que le comprara "una pluma de buena reputación", aunque llegase a costar 10 chelines, "porque la horrible que tengo no es mas que un estorbo".

Una semana más tarde Conrad escribía que había llegado a su poder una "excelente" pluma y el dinero. La estilográfica funcionaba de maravilla y Conrad empezó a enviar a su agente capítulos de su avanzado trabajo. La corta historia creció, y Verloc, que luego sería Adolf Verloc, el personaje principal del libro, se convirtió en The secret agent (El agente secreto).

La mayor parte de la correspondencia nunca ha sido publicada y verá la luz a principios de agosto en The collected letters of Joseph Conrad. Las cartas se han escogido en gran parte de un conjunto de más de 1.000 de Conrad y Pinker, que constituye uno de los tesoros de la Berg Collection en la Biblioteca Pública de Nueva York.

"Las cartas muestran que Conrad no podía funcionar sin el apoyo de Pinker", afirma Frederick R. Karl, profesor de la universidad de Nueva York, quien, junto con Laurence Davies, profesor del Dartmouth College, editó la obra para la Cambridge University Press. Éste es el tercer volumen de una serie de ocho sobre las cartas de Conrad. Se espera que el último de ellos se publique en 1992.

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