Cartas al director

Conversación 'patriótica'

Durante el vuelo en un DC-9 de Barcelona a Madrid, a las 8.15 de la mañana del día de San Juan, 24 de junio, ocurrió lo siguiente:Yo iba sentado en la última fila de dicho avión, con dos amigos más, los tres catalanes, a los que iba comentando lo a gusto que me siento en Madrid, donde vivo desde hace 25 años. En aquel momento no podíamos evitar oír la conversación que mantenían dos azafatas y un azafato o sobrecargo (desconozco la titulación). Era la siguiente: "Los catalanes son horrorosos, el otro día uno me pidió 'una aigua tónica si us plau', y yo le contesté '¿cómo dice?', hasta que me di...

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Durante el vuelo en un DC-9 de Barcelona a Madrid, a las 8.15 de la mañana del día de San Juan, 24 de junio, ocurrió lo siguiente:Yo iba sentado en la última fila de dicho avión, con dos amigos más, los tres catalanes, a los que iba comentando lo a gusto que me siento en Madrid, donde vivo desde hace 25 años. En aquel momento no podíamos evitar oír la conversación que mantenían dos azafatas y un azafato o sobrecargo (desconozco la titulación). Era la siguiente: "Los catalanes son horrorosos, el otro día uno me pidió 'una aigua tónica si us plau', y yo le contesté '¿cómo dice?', hasta que me dijo en español 'un agua tónica, por favor..."

En fin, la conversación en estos términos fue algo más larga, patriótica, reiterativa y chulesca. Como sentí vergüenza ajena, sobre todo en un puente aéreo común o de unión de nuestras dos importantes ciudades, me sentí obligado a decirles que bajaran la voz, por favor, y de paso que me sentía agredido por ese personal de Iberia a quienes no molesta el inglés, alemán o chino, lógicamente, pero que no admiten el catalán con la naturalidad de cualquier otra lengua. Sólo añadí que mi España era mucho más rica y variada que la de ellos. Respuesta de la señorita azafata: "Si no llevara este uniforme, me oiría usted", etcétera.

No creí nunca que la cultura supuesta en el personal de vuelo pudiera producir en algunos esta vocación de guardia civil o policía años sesenta. Desde luego, esas tres personas hicieron causa común ante el peligro común: el vicio horroroso de hablar una lengua, para ellos extranjera, que durante mil años no se ha podido destruir. Es un milagro que esa intolerancia e incultura no fomente más separatismo. Desde luego, no considero que esos tres con uniforme representen al colectivo de Iberia, ni a mis amigos de Madrid, a quienes si les pido un aigua tónica, me suelen dar eso, un agua tónica. Al bajar del avión no pude evitar decirles adeu! aunque a lo mejor no conciben que Dios entienda catalán.-

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