Crítica:FLAMENCO

Gitanos de Jerez

Los estudiosos reunidos en Jerez en la Conferencia Internacional Dos Siglos de Flamenco se entregan durante el día a la ciencia y por la noche al espectáculo jondo.El de esta noche fue, digámoslo de entrada, un puro gozo. Esa forma de vivir, creación fundamental de Manuel Morao, presenta una serie de escenas de la vida convencional de los gitanos, desde los juegos de los niños a la fragua del Tío Juane, que mientras hace una herradura desgrana la tremenda desolación del martinete, cante en que lo secundan los hermanos Moneo con grandeza y emoción sobrecogedoras.

Cantaron l...

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Los estudiosos reunidos en Jerez en la Conferencia Internacional Dos Siglos de Flamenco se entregan durante el día a la ciencia y por la noche al espectáculo jondo.El de esta noche fue, digámoslo de entrada, un puro gozo. Esa forma de vivir, creación fundamental de Manuel Morao, presenta una serie de escenas de la vida convencional de los gitanos, desde los juegos de los niños a la fragua del Tío Juane, que mientras hace una herradura desgrana la tremenda desolación del martinete, cante en que lo secundan los hermanos Moneo con grandeza y emoción sobrecogedoras.

Cantaron los dos hermanos Moneo constantemente, de manera admirable, como admirable fue el cante de Juana Fernández -la hija de Tía Juana la del Pipa- y Tomasa la Macanita.

Esa forma de vivir

Autor: Tomás Rodríguez Pantoja. Dirección: Manuel Morao. Coreografía: Alberto Portillo. Toque: Manuel Morao, Moraito Chico, Niño Jero. Baile: Ana Parrilla, María Celsa, Antonio Ruiz, el Pipa. Cante: Tío Juane, Juana Fernández, Tomasa la Macanita, Manuel Moneo, Juan Moneo, el Torta. Recreo de las Cadenas, 23 de junio.

Alrededor de dos docenas de gitanos en escena, en apretado y homogéneo grupo, de los cuales seis chiquillos de corta edad -entre ellos Manuela Nuñez, una criatura de ocho años que baila, como dirán ellos, los gitanos, pa rabiar-, esa plenitud de arte gitano en acción, tiene que hacernos pensar una vez más en la cultura de la sangre de que hablara Federico García Lorca.

La figura

Ana Parrilla bailó como los propios ángeles. Es una bailaora al viejo estilo que jamás descompone la figura, que sabe que la verdad del baile está en el caudal interior del sentimiento jondo del artista.Ana Parrilla bailó en todo momento transida de una emoción apenas contenida. Su siguiriya fue literalmente memorable, de una intensidad lacerante.

Si la política cultural de este país tuviera una dirección inteligente, tomaría este espectáculo tal cual, lo presentaría en el teatro Real y de allí lo lanzaría a todo el mundo.

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