Tribuna:FERIA DE SEVILLA

El toreo de Ojeda

Que Ojeda es un torero muy singular no cabe la menor duda. Que muchas veces entusiasma a las masas está fuera de toda cuestión. No reconocerlo sería estar ciego. Ahora bien, en el toreo de Ojeda se ha ido produciendo una mutación en el tiempo, que está todavía por ver si en la historia de la fiesta permanece una u otra etapa. El Ojeda que reaparició en 1985 es muy distinto del Ojeda anterior a su corta retirada. Como degustador del toreo clásico prefiero el de la primera época.Las claves del cambio nos las da en un interesante artículo José Carlos Arévalo, publicado recientemente en una revist...

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Que Ojeda es un torero muy singular no cabe la menor duda. Que muchas veces entusiasma a las masas está fuera de toda cuestión. No reconocerlo sería estar ciego. Ahora bien, en el toreo de Ojeda se ha ido produciendo una mutación en el tiempo, que está todavía por ver si en la historia de la fiesta permanece una u otra etapa. El Ojeda que reaparició en 1985 es muy distinto del Ojeda anterior a su corta retirada. Como degustador del toreo clásico prefiero el de la primera época.Las claves del cambio nos las da en un interesante artículo José Carlos Arévalo, publicado recientemente en una revista especializada. Sostiene que Ojeda es el creador de una nueva tauromaquia que se encuentra en plena fase de construcción y consolidación. Ojalá el resultado final fuera ese. Entiendo, sin embargo, que hablar de una nueva tauromaquia significa hablar de una revolución en el toreo. Y la revolución entraña una mejora en tres factores: el riesgo, el dominio del toro, y la estética.

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Esa fue la gran revolución de Juan Belmonte. Desde entonces a acá, ha habido figuras señeras del toreo que, esporádicamente han podido torear mejor que el trianero, pero no han sido irevolucionarios. Ha habido toreros de masas que no han dejado escuela. Hoy nadie asienta su toreo sobre las bases que lo hacía Manolete. Tampoco nadie -pese a su éxito popular- se puede decir que sea continuador de la escuela de El Cordobés. Los cimientos del toreo se siguen asentando sobre los presupuestos belmontinos.

De los tres factores, en el del riesgo, no es posible concluir que el moderno toreo de Ojeda entrañe más peligro que el que impuso Belmonte. Citar a unos centímetros de los pitones, con la muleta atrás, lleva aparejado menor riesgo físico que citar a dos metros con la muleta adelantada. Respecto a la estética, el notable articulista citado reconoce que al toreo de Ojeda "le queda aún por conseguir el deleite inefable del arte mayor". Respecto al dominio de los toros, es preciso admitir que en ese novísimo toreo, los toros quedan absolutamente a merced del torero. No es menos cierto que sería deseable alcanzara esas cotas de dominio con ganado de muy diversa condición, vgr: Miura, Guardiola, Buendía, etc.

La faena de ayer de Ojeda tuvos dos partes claramente diferenciadas. Una, de acuerdo con los cánones clásicos (muletazos largos citando a distancia); la otra la de la novísima tauromaquia. Obviamente me quedo con la primera.

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