EL VOLCÁN CENTROAMERICANO

Negociación en Sapoá sobre los enclaves para la 'contra'

ENVIADO ESPECIAL Sandinistas y contra volvieron a encontrarse ayer, por segunda vez en una semana, en el poblado fronterizo de Sapoá, a cuatro kilómetros de Costa Rica, para concretar los enclaves geográficos dentro de Nicaragua en los que quedarán concentrados los rebeldes hasta la firma del definitivo alto el fuego. El Gobierno de Managua y la Resistencia Nicaragúense decidieron constituir comisiones especiales de técnicos para discutir la cuestión.

La nueva cita se celebra un día después de la salida del primer centenar de presos políticos beneficiados por la amnistía, mientras la pa...

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ENVIADO ESPECIAL Sandinistas y contra volvieron a encontrarse ayer, por segunda vez en una semana, en el poblado fronterizo de Sapoá, a cuatro kilómetros de Costa Rica, para concretar los enclaves geográficos dentro de Nicaragua en los que quedarán concentrados los rebeldes hasta la firma del definitivo alto el fuego. El Gobierno de Managua y la Resistencia Nicaragúense decidieron constituir comisiones especiales de técnicos para discutir la cuestión.

La nueva cita se celebra un día después de la salida del primer centenar de presos políticos beneficiados por la amnistía, mientras la paz se mantiene gracias a la tregua de 60 días que ambas partes pactaron el pasado miércoles, aunque oficialmente entrará en vigor a partir de las cero horas de este Viernes Santo.

El Gobierno sandinista no cesa, entre tanto, de proclamar que "Nicaragua cumple" lo acordado en Sapoá con los dirigentes rebeldes. Primero, el sábado, con la aprobación de la ley de amnistía general, que alcanzará en principio a toda la población de presos políticos -la excarcelación de los guardias somocistas dependerá de un dictamen final de la Organización de Estados Americanos (OEA)-, y después, el domingo, con la salida de los primeros amnistiados.

El carismático comandante de la revolución Tomás Borge, ministro del Interior, del cual se rumorea que no está completamente satisfecho con los acuerdos de Sapoá, quiso ir el domingo personalmente a la penitenciaría de la Zona Franca, en Tipitapa, a unos 20 kilómetros al norte de Managua, para explicar al pueblo nicaragüense "esta decisión dolorosa".

El dirigente sandinista recalcó, delante de los amnistiados, que la medida no debe entenderse como "un acto de debilidad", sino de generosidad, fortaleza y voluntad de cumplir lo acordado con los rebeldes. "Ahora deben cumplir ellos, si acaso es cierto que tienen sentimientos humanos, poniendo en libertad a los numerosos secuestrados que tienen en su poder", dijo Borge. "Aunque somos optimistas", declaró el ministro, "no descartamos que prosperen los obstáculos de quienes se oponen a la paz, lo cual significaría que estos 100 prisioneros habrían salido como una concesión gratuita. No importa. No nos duele esta concesión. La sola posibilidad de que esta demostración de buena voluntad signifique el comienzo del fin de la guerra da a este acto la más completa expresión de nuestra vocación de paz".

Respecto al número total de presos políticos que actualmente se hallan en las cárceles nicaragüenses, no hay todavía una coincidencia de cifras. El Gobierno reconoce sólo la existencia de 1.800 ex guardias somocistas y 1.500 condenados por actividades contrarias a la seguridad interna. Un portavoz del Partido Liberal dijo el domingo que la cifra más exacta sería de aproximadamente 7.000.

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