La culpa de los demócratas

Los congresistas demócratas parecieron enloquecer con el voto sobre la contra. Muy sagazmente, la mayoría demócrata había proyectado un procedimiento en dos fases. En la primera iba a adoptar una postura simbólica en contra de la petición del presidente Reagan, y todo marchó bien. En la segunda fase se suponía que los. demócratas iban a aprobar su propio proyecto de ley sobre la ayuda a la contra, que prohibiría la ayuda militar, pero concedería ayuda humanitaria, y ello a fin de ahorrarse la acusación de que estaban acorralando a la contra.Pero el presidente de la ...

Los congresistas demócratas parecieron enloquecer con el voto sobre la contra. Muy sagazmente, la mayoría demócrata había proyectado un procedimiento en dos fases. En la primera iba a adoptar una postura simbólica en contra de la petición del presidente Reagan, y todo marchó bien. En la segunda fase se suponía que los. demócratas iban a aprobar su propio proyecto de ley sobre la ayuda a la contra, que prohibiría la ayuda militar, pero concedería ayuda humanitaria, y ello a fin de ahorrarse la acusación de que estaban acorralando a la contra.Pero el presidente de la Cámara, Jim Wright, y sus colegas no consiguieron reunir los suficientes votos demócratas para llevar adelante su propia propuesta. Algunos congresistas no estaban de acuerdo con ningún tipo de ayuda, y otros pensaron, al igual que muchos republicanos, que la propuesta demócrata era demasiado inconsistente. La mayoría demócrata se quedó lamentándose de que muy pocos republicanos hubieran votado su propuesta.

Si Ia mayoría demócrata cree razonable tratar de mantener intacta a la fuerza rebelde un poco más de tiempo, podría perfilar una propuesta que reuniera los suficientes votos para ser aprobada, pero que seguiría siendo muy distinta de la alternativa oficial republicana.

El problema es si la mayoría desea incurrir en el coste político que esta operación forzosamente conllevaría.

7 de marzo